No debemos quedarnos en los considerandos, los introitos o las dedicatorias, por muy hermosos que estos sean, sino que debemos ir a las conclusiones y a los compromisos.

La vida va más allá de beber de las copas en los momentos de éxito o de triunfo, que no está mal celebrarlos; pero alegrémonos también de los bellos y los sencillos acontecimientos de la vida cotidiana: de un beso de nuestra pareja, de un abrazo fraterno, de una sonrisa de nuestros hijos, del trinar de los pájaros que anidan en los árboles que nos circundan.

También, indignémonos por las injusticias de la vida que no son parte de la esencia del ser humano, ni del folclor, sino de las costumbres que degradan nuestra dignidad.

Si guardamos silencio, se silencia la verdad.

No podemos permanecer indiferentes ante los atropellos de los derechos humanos, sobre todo de los más elementales.

Levantemos nuestra voz de protesta pero que no se quede en la queja, sino que se concrete en una propuesta de solución a la problemática que denunciemos.(O)

Cristhiam Carpio Castro, Guayaquil