Todas las esperanzas de los ecuatorianos de tener un gobierno normal sin presiones, insultos, abusos, y con gente calificada para ciertos cargos de importancia, se perdieron.

El gobierno que tenemos es igual o peor al anterior, del que no esperábamos la confianza y esperanza de un futuro promisorio. Al cambiar de personaje y ver su actitud, fue un verdadero desencanto, volvemos a la incertidumbre y pesar por sentirnos engañados. Últimas declaraciones de la vicepresidenta y de la canciller –con beneplácito del presidente–, nos ponen en ridículo ante el mundo, al defender y en cierto modo alabar al Gobierno de Venezuela, un país hundido en la miseria por el abuso de sus gobernantes.

No cabe en ningún pensamiento que sigamos apoyando al “socialismo del siglo XXI” tan cacareado por Correa y por gobernantes que se tildan de “bolivarianos”. Estamos prácticamente en un estado de indefensión ante los actos absurdos.(O)

Édgar Diminich Miranda, ingeniero civil, Guayaquil