“Qué doloroso para mí llegar a la casa, buscar a mi esposo y no está… a esa mujer que me mira espero que se solidarice conmigo, como esposa, como madre, como mujer… y también a ese hombre trabajador que lleva el pan a sus hijos… imagínese que de un momento a otro lo priven de libertad solo porque trabaja, porque quiere un cambio…”, Cinthia Díaz de Glas. Este es un fragmento de lo que dice la esposa de Jorge Glas en un video que fue posteado en las redes sociales a finales del mes de octubre. Esta frase precedía el video: “Cinthia Díaz de Glas cuenta cómo una familia enfrenta todo el aparataje del Estado”.

Cuando vi el video pensé inmediatamente en Verónica Sarauz, la esposa de Fernando Villavicencio. Me pregunté, qué pensaría ella escuchando a la esposa de Glas. Busqué a Verónica y esto compartió conmigo: “Cuando la escucho solo vienen a mi mente cuántas noches que no encontré a mi esposo en mi casa, desde el 2013 hasta hace poco, no sabía ni siquiera dónde estaba… pensaba si volverían a allanarme la casa… Y Fernando, lo que hacía era ayudar al país denunciando la corrupción de Rafael Correa y Jorge Glas… Yo la entiendo, debe estar sufriendo ahora como madre, como esposa. Pero, ¿dónde estaba ella cuando pasaban todas estas injusticias con mi familia? ¿Dónde estaba ella para solidarizarse comigo o con la esposa de Cléber Jiménez, o la esposa del Gral. Gabela?... Y Nosotros sí fuimos perseguidos por todo el aparataje del Gobierno”.

Jorge Glas está rindiendo cuentas por las cosas que hizo como funcionario público. Ahora que están en el banquillo de los acusados hablan de “linchamiento mediático”, dicen que el “odio” los ha encontrado culpables, pero las pruebas no. ¿Cómo pueden hablar de persecución cuando quienes los están juzgando son entes que fueron puestos por el correísmo? Muchos nos cansamos de decir que la justicia en algún momento llegaría, tal vez algunos creyeron que no verían ese día.

“Cuando la escucho solo vienen a mi mente cuántas noches que no encontré a mi esposo en mi casa, desde el 2013 hasta hace poco, no sabía ni siquiera dónde estaba… pensaba si volverían a allanarme la casa… Y Fernando, lo que hacía era ayudar al país denunciando la corrupción de Rafael Correa y Jorge Glas…”

Por más de 10 años ciudadanos de oposición, políticos y periodistas sí fuimos perseguidos, insultados y amenazados. Cadenas de televisión, difamaciones en sabatinas, hackeo de cuentas, espionaje, ejércitos de trolls en Twitter repitiendo los insultos de Correa una y otra vez. Nosotros no estábamos robando, ni cometiendo actos de corrupción, pero éramos culpables de no callar y criticar lo que estaba mal. Ahora “ellos” buscan confundir el afán de hacer justicia con represalia. ¡Cuánta ironía!

La Dra. Nicola Davies, miembro de la Sociedad Psicológica Británica y la División de Psicología de la Salud, sostiene que a veces la gente se victimiza de situaciones que ellos mismos han creado porque buscan culpar a otros de su desgracia; o también porque no quieren aceptar responsabilidad de sus actos.

Dejen de victimizarse, afronten con madurez y la poca entereza que les queda lo que están viviendo. Ni los opositores, ni la prensa, ni el odio de nadie los puso donde están. “Solitos y solitas” labraron su propio destino y este ya los alcanzó. Las verdaderas víctimas observamos y esperamos justicia por toda la corrupción cometida. Esto no se trata de venganza sino de que no haya más impunidad.

(O)