No debe sorprendernos la alta credibilidad que Pareja Yannuzzelli ha ganado en los últimos días. Es lo que sucede generalmente en las dictaduras. Cuando los poderes públicos –desde el juez de menor jerarquía hasta los más altos magistrados de justicia, pasando por los organismos de control, así como la legislatura– llegan a estar al servicio del dictador, las denuncias que hagan quienes hasta ayer pertenecían a su círculo íntimo adquieren un gran valor de interés público. Como en toda dictadura, la que nos gobierna ahora es víctima del sistema que ella mismo engendró.

Si bien algunas de las acusaciones hechas por Pareja habían sido ya señaladas por algunos periodistas –como aquella de que el gran agujero negro de la corrupción yace en la comercialización internacional del petróleo, y que lo de Odebrecht es nada comparado con ese agujero–, el que tales acusaciones sean ahora confirmadas por quien gozaba de la confianza del dictador es lo que ha conmovido a la opinión pública. Llama la atención el uso de frases como “nos traicionaste”, o “nos diste una puñalada por la espalda”, porque es lenguaje típico de los mafiosos, narcotraficantes y otros delincuentes organizados. Al pueblo le importa un pito quién traicionó a quien. Lo que le importa es saber dónde fueron a parar los 350 mil millones de dólares que pasaron por las manos de estos señores.

Pero hay otras pistas aportadas por Pareja Y annuzzelli en sus entrevistas que son nuevas, y que inexplicablemente no habrían sido investigadas. Con un poco de esmero no habría sido difícil dar jurídicamente con el cabecilla –con ese capo di tutti capi– del saqueo en las llamadas áreas estratégicas. Pero dado que todos los poderes públicos están al servicio de un individuo, resulta prácticamente imposible dar judicialmente con ese cabecilla; que no sea, obviamente, la persona escogida por el dueño del país.

Lo mismo sucederá con la lista de Odebrecht. El país no debe llamarse a engaño. Los nombres que constan en esa lista, y los detalles de las coimas que recibieron los altos funcionarios gubernamentales, no van a ser revelados mientras el oficialismo controle el aparato estatal. Así de simple. En Perú ya se reveló que el expresidente Toledo recibió 20 millones de dólares de dicha compañía. (Lo que confirma que el estilo Odebrecht fue siempre el de sobornar a los más altos funcionarios de las naciones donde operaba…). Igual cosa ha sucedido en Panamá, Argentina, Colombia, etc. Pero no en Ecuador. Aquí habrá siempre alguna excusa para mantener oculta esa lista. E iguales obstáculos se encontrarán si se desea saber sobre el costo de las hidroeléctricas y otras obras similares. ¿Acaso debemos esperar a otros Parejas Yannuzzelli?

Y pensar que por diez años estos señores se han pasado dictando clases de moral los días sábados, y creando impuestos e infundiendo miedo el resto de la semana. Pero hoy el baile de disfraces está llegando a su final. Y las máscaras de los embriagados con tanto dinero y poder comienzan a caerse. (O)