Nunca antes al equipo ecuatoriano se le había presentado un momento tan propicio para llegar muy alto. Excelentes jugadores que militan en las grandes ligas del fútbol mexicano, argentino, brasileño y europeo, y un gran técnico de renombre internacional; la ventaja de estar en la punta con Uruguay en las eliminatorias al Mundial de Rusia.

Hasta el cuadro de competencias le puso adelante a Estados Unidos, uno de los rivales menos peligrosos en apariencia y con un debut decepcionante ante Colombia, aunque logró levantar tanto en los tres juegos siguientes. Pero lo que no consideraron los futbolistas es que en cada actividad humana hay dos ámbitos de actuación: el externo y el interno, y al parecer solo jugaron el exterior, que es el que se recrea en la cancha para superar los obstáculos externos y alcanzar su objetivo (ser campeón). Sin embargo, lo que no jugaron los futbolistas fue el ámbito interno que se lleva a cabo dentro de la mente de cada jugador y se juega contra la peor de las adversidades: nerviosismo, miedo, duda, distracción, suposiciones y la más terrible de todas: la amenaza de la eliminación. No creo que alguna mano negra haya deslucido el sueño, llámese política, boicot al entrenador, trincas en el equipo o división en el camerino que ningún jugador se atreve a decir para no perder una futura convocatoria, como le sucedió a Guerrón. Se ha dicho que los jugadores de Emelec son los mimados, situación que habría molestado a dos jugadores. Me pregunto, ¿será por eso el juego lento de quien se dejó ganar la bola de Wood?, ¿será por eso que alguien se quedó clavado y solo atinó a mirar el cabezazo de Dempsey, tanto fue así que uno de sus compañeros le reprochó con algo así como un ¿por qué no saltaste? (O)

Julio César Ubilla Abad, arquitecto, Guayaquil