El papa Francisco creará una comisión que prosiga el estudio acerca del orden del diaconado y las mujeres. Hay que tener en cuenta la realidad histórico-cultural en tiempo de Jesús: -El código de Hammurabi y los vikingos reconocen a la mujer un lugar elevado. -La generalidad de las culturas la invisibiliza. Flavio Josefo, historiador judío, escribe: No puede pasar el vestíbulo del templo. No puede leer en la sinagoga. -Lapidación de la adúltera. -No servía como testigo. -No podía ejercer ministerios o “diaconías”.

Presencia transformadora de Jesús. El Hijo de Dios entró en la historia humana, nacido como hombre del seno de una mujer del “pueblo” israelita. Con su consentimiento entró en su seno. En él Dios lo encontró débil, necesitado de protección; pero al mismo tiempo, como levadura transformadora de la cultura acerca de la identidad, dignidad y función de la mujer en la sociedad.

Acción transformadora de Jesús con hechos y con palabras. -Contrariando la cultura judía, Jesús cercano a las mujeres: cura a la suegra de Pedro tomándola de la mano (Lucas 4,38), la hemorroisa (Lucas, 8,42), la hija de Jairo (Marcos 5,21), la siro-fenicia (Marcos 7,24); menciona la fe de la mujer (Mateo 15,28); elogia la limosna de la viuda (Marcos 12,41); mujeres seguían y servían a Jesús (Lucas 8, 3); solo mujeres acompañan a Jesús al pie de la cruz (Juan 19, 25); mujeres al sepulcro con aromas (Juan 23, 55); resucitado se aparece primero a las mujeres (Marcos 16, 9); María y otras mujeres con los apóstoles en el cenáculo (Hechos 1, 14).

Elementos que las primeras generaciones de cristianos asimilaron con ayuda del Espíritu de Jesús y fueron transmitidos a las siguientes generaciones. Algunos elementos han sido definidos por los apóstoles, presididos por Pedro, como definitivos:

-Jesús fundó la Iglesia, comunicando su vida a sus miembros, como el tronco a las ramas (Juan 15).

-Gracias a esta vida participada a) Todos los bautizados pueden evangelizar, bautizar, colaborar en la guía de la comunidad; b) Algunos reciben una ulterior participación de la vida de Cristo, gracias a la que pueden celebrar los otros sacramentos, especialmente la reconciliación y la eucaristía; c) Jesús escogió de entre los que lo seguían a doce varones e hizo de ellos el núcleo de la Iglesia, maestros y dispensadores de su vida. Solo con ellos celebró la cena de Pascua, la “misa”. Solo a ellos les confirió el poder de “atar y desatar”. El sacerdocio ministerial, desde el presbiterado para celebrar la eucaristía y la reconciliación, está reservado a varones.

¿Y la mujer? ¿Es Jesús suficientemente imitado? Se confunden dignidad y función social. También en la Iglesia hay diversidad de funciones. Se privilegia el poder y, en general, a mayor timidez e inseguridad, más resistencia a compartirlo y a reconocer que la mujer tiene por dar, como colaboradora, un aporte propio, insustituible. Según experiencia, las mujeres dinamizan servicios eclesiales. El diaconado les daría una ulterior participación de la vida del Servidor, Cristo. (O)