Hoy, en Quito, el doctor César Montaño Galarza asume el rectorado de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador. Este es un momento crucial para la universidad ecuatoriana porque este acto reafirma que la autonomía universitaria debe estar por encima de las maniobras del poder gubernamental, puesto que las normas y los principios no pueden ser avasallados por la sinrazón de una maquinaria estatal que ha sido puesta en movimiento para someter a la brava a una comunidad de profesores, estudiantes y administrativos que decidió autodeterminarse y no renunciar a seguir produciendo pensamiento crítico.
El canciller Ricardo Patiño declaró el 13 de enero que le corresponde al Consejo Superior de la UASB resolver la designación del rector; esto, porque el 24 de noviembre de 2015 el Parlamento Andino pretendió desconocer a Montaño como rector. Esto que piensa Patiño ya lo había decidido el Consejo de Educación Superior el 27 de noviembre de 2015: en la Resolución 041-2015 manifestó que el CES “estará a la espera de la Resolución que adopte el Consejo Superior de la UASB”. Este pedido fue sensato: solicitar al máximo organismo de dirección de la Universidad Andina que resuelva el diferendo.
El 14 de diciembre, con la presencia de ocho de diez miembros, después de escuchar análisis e informes jurídicos, el Consejo Superior ratificó la validez de todo lo actuado por estar conforme con la normativa comunitaria y con la ley ecuatoriana, y se confirmaron la legitimidad y la legalidad de la designación de Montaño. ¿Qué hizo el CES con esta respuesta? Nada. ¿Para qué, entonces, el presidente subrogante Enrique Santos solicitó que se reuniera nuevamente el Consejo Superior? Los acontecimientos ulteriores incluyen disparatadas afirmaciones del presidente del Parlamento Andino y la violenta y arbitraria decisión de modificar, sin respetar el derecho a la defensa y el debido proceso, la composición del Consejo Superior.
Existe un solo Consejo Superior de la Universidad Andina, que actuará hasta 2018: aquel que con la presidencia del Dr. Rubén Vélez se instaló el 14 de diciembre por pedido del CES. Este mismo Consejo fue el que, por 6 votos contra 4, el 6 de noviembre ya había designado a Montaño como rector porque este había obtenido una victoria contundente de 1.218 votos contra 176 de Raúl Vallejo, embajador ante Colombia. Los actos del desprestigiado Parlamento Andino –el sainete de formar con parlamentarios andinos autodesignados un paralelo Consejo Superior que redacta pronunciamientos sin quórum– son parte del intento gubernamental de tomarse como sea la UASB.
Por cierto, Patiño suscribió el 19 de septiembre de 2013 la Decisión 792 del Consejo Andino de Ministros de RR. EE. que resolvió la salida del Parlamento Andino; en ese mismo instrumento, en cambio, la Universidad Andina fue señalada como uno de los mejores organismos del Sistema Andino de Integración y se le solicitaba ampliar sus actividades. ¿Cómo es posible que una institución de jerarquía menguante como el agonizante Parlamento Andino pretenda imponerse a otra de la prestancia de la Universidad Andina? El rectorado de César Montaño es necesario para que la universidad ecuatoriana continúe haciendo aportes al país. Y es un asunto de democracia y dignidad universitaria. (O)