“Al principio siempre me sentía débil, mostraba después una fuerza abrumadora. Era capaz de cualquier cosa… tenía rabia, odio, quería destruir todo. Nos ponían en tal estado que nos reíamos a pesar de toda esa violencia, la encontrábamos fascinante, no teníamos límites”. Eso lo escribió Moussa, 15 años, ex niño soldado de Sierra Leona. “Te entregan un arma de fuego y debes asesinar a tu mejor amigo. Hacen eso para ver si pueden confiar en ti. Si no le matas, a tu amigo le ordenan que te mate. Tuve que hacerlo, o de otra manera habría muerto. Esa es la razón por la que me fui… No podía aguantar más todo eso”. Estas frases pertenecen a un chico colombiano reclutado a los 7 años por un grupo paramilitar. Podemos ver en redes sociales la publicidad de movimientos subversivos, cómo se enseña a un niño la mejor forma de degollar a un cristiano, darle un disparo en la nuca. Reclutar a niños y adolescentes no es asunto nuevo, pues Adolfo Hitler, al ver la ciudad de Berlín asediada por los rusos y aliados, mandó al frente a criaturas imberbes después de darles una palmadita en la mejilla regalándoles una sonrisa. Un presunto video de ISIS muestra la ejecución de dos hombres por un niño que ha sido identificado como Abdulá. Las víctimas son supuestos espías de la inteligencia rusa que se infiltraron en el grupo islámico, Abdulá se pone de pie detrás de los dos hombres arrodillados, les dispara en la parte posterior de la cabeza, según el video producido teatralmente en cámara lenta. El niño está por encima de uno de los cuerpos, dispara dos veces más, luego levanta su arma.
Comúnmente, videos ostentan asesinatos en serie, decapitaciones, víctimas encerradas en jaulas de alambres luego echadas al mar, niñas mandadas a misiones suicidas o sistemáticamente violadas, chicos de 7 u 8 años retratados con cinturón explosivo o metralleta Kalashnikov, adultos quemados vivos, niños crucificados por no haber respetado el ayuno durante el mes de Ramadán. Pero en Estados Unidos (Luisiana) hay escuelas donde niños, a partir de los 5 años de edad, aprenden a manejar fusiles y metralletas: las imágenes están en Google. Un padre de familia justifica dicha enseñanza alegando que las escuelas no ofrecen la debida seguridad frente a unos maniáticos cuyas sangrientas hazañas se repiten a saciedad. Donald Trump, candidato a la Presidencia, aparece como el estereotipo absoluto del americano caricatural, conquistador, etnocéntrico, orgulloso de su bandera, dueño del mundo. Declara sin inmutarse: “Mi película preferida es la de Harrison Ford en Air Force One, él pelea en nombre de América”. Dice también: “Miren lo que ocurrió en París donde la gente está desarmada”. La opinión de Juan Manuel Serrat es contundente: “Me parece un racista espantoso, un maleducado, ya no hablemos de cortesía porque la ignora, está más preocupado por su tupé que por la vida de otro ser humano”. Si la violencia es el miedo a los ideales de los demás (Mahatma Gandhi), no se podrá vivir con el terror pegado en el alma. (O)