He leído comentarios acerca de Chespirito y como no se puede considerar ni comedia ni arte golpear y burlarse de un niño, pues descrito de esa manera no me queda otra que darles la razón a quienes opinan así.

Pero siguiendo esa misma línea, creo que deberíamos condenar también a Charles Chaplin en sus películas por maltratar y dejarse maltratar con caídas, con golpes y pastelazos en la cara; condenar también a Cervantes por atreverse a escribir las aventuras de un loco o usando el término correcto “enfermo mental”, ridiculizarlo haciéndolo pelear contra molinos de viento. ¿Y por qué no condenar también a los hermanos Grimm por haberse atrevido a escribir @Hansel y Gretel@, la historia de dos niños capturados y torturados por una bruja? En ocasiones creo que nos ponemos a hilar muy fino en nuestro afán de poder hacer un comentario que salga de lo ordinario, y desafortunadamente lo único que conseguimos es caer en ridículo.

Fabricio Sánchez Avilés, Montreal, Canadá