Durante la reciente visita a las instalaciones de la Refinería Estatal de Esmeraldas (REE) les comenté, entre otras cosas, que cerca de 150.000 barriles de crudo almacenados en piscinas terrestres fueron recuperados; a la contratista se le canceló 14 dólares por barril (2,1 millones de dólares) por este servicio, y la actual administración de la planta logró incrementar las cuentas fiscales en 9 millones de dólares, calculando el costo del barril recuperado y reprocesado en 60 dólares. Es decir, se eliminó un peligroso pasivo ambiental y se inició un amplio programa de reforestación. Esta acción tuvo triple efecto positivo: eliminar crudo en piscinas, remediar el suelo y ganar dinero.
Cabe anotar que en el proceso de refinación, previamente se realizan controles de destilación, de densidad API y de composición de los productos intermedios y terminados, y esa labor la realiza el Laboratorio de Control de Calidad (LCC) cuyas instalaciones ya estaban obsoletas. Ahora, funciona en un imponente y moderno edificio, adecuado a las múltiples necesidades técnicas y dotadas de equipos de última tecnología. Cuenta con un personal altamente calificado que labora en jornadas continuas durante los 365 días del año. Esta realidad me sorprendió y decidí recorrer íntegramente sus instalaciones. Todos los exámenes se realizan de acuerdo con los estándares de calidad nacionales (Inen, NTE) e internacionales (ASTM, Standard Methods). Se elaboran varios tipos de análisis de: octanaje, contenido de aromáticos y de azufre, presión de vapor, punto de inflamación, viscosidad, penetración, ductilidad, contenido de agua y punto de congelamiento, etcétera, para asegurar la calidad de los productos terminados.
Dentro y fuera de las instalaciones, las vías de acceso han tenido un cambio sustancial; antes eran de asfalto y lastradas, ahora son de concreto rígido, lo que facilita el trabajo operativo en la planta. Decenas de casetas que ocupan los trabajadores han sido reemplazadas por verdaderos búnkeres para preservar sus vidas en caso de cualquier accidente fortuito. Han instalado un moderno dispensador de combustible (gasolina y diésel) que reemplaza a la antigua máquina. Las aguas lluvias no se mezclan con las aguas residuales que contienen químicos propios de la labor de la refinería, pues se han adecuado sistemas de desagüe separados que impiden que ambos tipos de agua vayan a desembocar al río, evitando contaminación al mismo.
Todos estos cambios efectivos son resultado de la firma del convenio por cuatro años con la consultora multinacional KBC, especialista en resolver problemas de refinación; interviene en áreas de operaciones, procesos, mantenimiento y seguridad, salud y ambiente. Aparte de KBC, otras empresas extranjeras como UOP, Axens, Worley Parson, Solomon, etc., también han sido contratadas para mejorar la producción y solucionar antiguos problemas.
En amena charla sostenida con el ingeniero Carlos Pareja Yannuzelly, actual responsable de las refinerías del país, me indicó que durante julio próximo se tiene previsto un paro total de las instalaciones de la REE para reemplazar equipos y sistemas operativos con el fin de incrementar la capacidad del nuevo conjunto reactor-generador de 18.000 a 20.000 bpd e inyectar residuos atmosféricos. Con esta acción se pretende optimizar el sistema de abastecimiento eléctrico de la refinería, pues en la actualidad es un punto sensible debido a las fallas continuas, que causan daños y pérdidas cuantiosas.
Esperamos que las tareas a ejecutarse se desarrollen con éxito porque si la REE eleva el nivel de producción de derivados, ganamos todos. Próximamente visitaré las refinerías de La Libertad y Shushufindi.