Una de las más importantes diferencias entre el ser humano y las otras especies es la palabra. Sin duda, las personas disponemos de un instrumento irreemplazable que nos permite comunicar pensamientos y emociones. La relación entre dos o más personas y de una persona con su comunidad necesita de las palabras, la vida social y política se construyen con ellas.
El diálogo para intercambiar ideas, proyectos, acuerdos, desacuerdos, es una de las más altas expresiones humanas, sobre todo cuando dos posiciones diferentes pueden originar un conflicto; es, entonces, cuando se pone a prueba la dimensión humana de los protagonistas.
Pero el diálogo no es fácil cuando hay intereses de por medio; quizás por eso en la política es reemplazado por insultos, acusaciones, burlas, mientras los ciudadanos irrespetados asistimos, muchas veces con asombro, al intercambio.
En estos días, cuando se avecina una campaña electoral, exijamos a los candidatos argumentos, proyectos, propuestas, que construyan un ambiente cívico y pacífico, a partir de un uso respetuoso de la palabra.