En el pináculo de las fiestas de Fundación de Guayaquil, el fervor cívico se ha encendido al máximo punto y sentimos más en el corazón, ser parte de esta gran ciudad edificada con el esfuerzo y trabajo de nuestros ancestros que triunfaron sobre la adversidad y el oprobio a través de los siglos, derramando incluso su sangre hasta legarnos esta Perla que es nuestro hogar.

Seamos o no nacidos en ella, es menester que no dejemos que ese fervor se vaya de nosotros con las fiestas, debe ser nuestro sentimiento permanente amar y desarrollar nuestra ciudad, estar conscientes de que su grandeza no se ha obtenido ni se sostendrá, ni crecerá, solo por las gestiones de sus autoridades; todos debemos poner nuestra parte, nuestro trabajo, cada sector debe como comunidad mantener los espacios urbanos donde vivimos y desarrollarnos no solo en buen estado sino optimizarlos y embellecerlos, así como tomar las acciones para eliminar la inseguridad. Las autoridades deben pensar en una reingeniería estructural de la ciudad a gran escala, reorganizando los espacios e impulsando el crecimiento vertical, haciendo convivir a la ciudad en armonía con el entorno natural. Estos serán pilares para mejorar aún más la imagen y atraer más turismo e inversión. Sea nuestro deseo no solo celebrar a nuestra amada ciudad, sino hacerlo con nuestro trabajo y esfuerzo aún más grande; para unos nuestra cuna, para todos nuestro hogar, y para todos también, el deber y la satisfacción de poder hacer que nuestros hijos y sus descendencias digan con el pecho inflamado de amor y de orgullo, yo nací en Guayaquil.

Julio Andrés Rojas Sierra,
ingeniero civil, Guayaquil