En las fiestas familiares y públicas del Guayaquil de antaño se acostumbraba a iniciar los bailes con la ejecución de un pasodoble español, que era disfrutado con la alegría y con el salero propio de los porteños.
Las orquestas tenían en sus repertorios muchas composiciones de este género ligado a nuestra cultura musical.
A Guayaquil venían con frecuencia grupos musicales y cantantes de la Madre Patria, los teatros se llenaban cuando actuaban, muy recordadas son las presentaciones de Los Churumbeles de España con su cantante Juan Legido el Gitano Señorón, quien además interpretaba rumbas flamencas y boleros morunos.
Los temas Cielo andaluz, Camino verde, La campanera, La bien pagá, No te puedo querer, etcétera, permanecen aún en la memoria de la gente mayor.
Muy famoso fue el niño cantor de Andalucía, Joselito, quien se presentó en el Teatro 9 de Octubre, y las películas que protagonizó al lado de actores españoles y mexicanos.
Lo mismo podemos decir de la Faraona Lola Flores con su espectáculo flamenco que incluía danzas y tonadillas como Ay pena, penita pena, Los piconeros y toda la variedad del folclore andaluz.
Menciono a las academias de danzas españolas en esta ciudad, las únicas que aún mantienen el pasodoble en sus repertorios, son muy importantes los nombres de Janet Vivar, Sonia Leví y Olga Valdez que han realizado una labor destacada junto a músicos españoles como el maestro Carlos Arijita (+), José Barniol y otros.
Cuando había la plaza de toros La Macarena, a orillas del estero Salado en Guayaquil, las bandas musicales animaban las corridas con pasodobles toreros entre los olés y los aplausos a los matadores y banderilleros.
Con el paso del tiempo el popular y alegre pasodoble ha sido reemplazado por otros géneros musicales, pero igual los músicos aún lo tocan y nos sorprendió gratamente oír a la banda de la Policía Metropolitana ejecutar varios pasodobles en el parque Seminario de Guayaquil, hace pocos días por las fiestas de la ciudad.
Víctor Hugo Constantine Maya, ingeniero químico, Guayaquil