Nuevamente el Grupo de Desarrollo Rural, esta vez el 27 de junio del 2013, me dio la oportunidad de enterarme de asuntos importantes de la realidad nacional, entre otros temas, sobre la producción y comercialización del arroz en nuestro país.

Otra vez, en comunión de ideales, que es algo que me motiva y entusiasma, funcionarios del sector público, representantes gremiales, agricultores, industriales y profesionales pudimos conocer los resultados de una investigación impulsada por el Rimisp-GDR y realizada por la economista María José Castillo, Ph.D.

Luego de la técnica exposición y abierta la posibilidad de comentar y de exponer libremente los criterios personales y experiencias, considero importante resaltar las acciones que se fueron sugiriendo y más me impresionaron:

-Atender pronto la deteriorada situación fitosanitaria que genera un bajo rendimiento en la producción, que se va agravando.

-Evitar, con decisión y urgencia, la espiral en el uso de agroquímicos y su mal empleo, especialmente los que pueden afectar el ambiente, así como a agricultores y consumidores.

-Encontrar soluciones orgánicas para proteger los sembríos, evitando el uso exagerado de productos químicos.

-Volver eficiente y confiable el programa de certificación de semillas.

-Considerar, con justicia, que la regularización de la mano de obra, incluida la afiliación de los trabajadores al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, constituirá aumento en el costo de producción.

-Dragar los ríos y crear o mejorar los canales de distribución del agua.

-Facilitar ágil y oportunamente créditos apropiados para adquirir buenas maquinarias útiles.

-Proveer a los agricultores de adecuada asistencia técnica oficial, para que no reciban solamente la que impulsan los vendedores de maquinarias o insumos, hasta vencer las malas prácticas que lamentablemente se utilizan en ciertos cultivos.

-Procurar la recuperación de los suelos limitando los periodos de explotación.

-Acentuar la investigación y producción de semillas de alto rendimiento, que es buena.

-Insistir en que la competitividad es más importante que la productividad. Probablemente el costo unitario de producción requiere cambiar la tecnología empleada.

-Crear mecanismos de compensación de precios para lograr competitividad, cuando sea necesario.

-Tener presente la realidad cultural, cruzando datos con índices de educación y pobreza, hasta establecer si el actual sistema de tenencia y explotación de la tierra es rentable para los campesinos y entonces plantear soluciones viables.

-Evitar el contrabando del arroz, lesivo a los productores.

-Transformar en interesante y remunerador el trabajo, autónomo o bajo dependencia, en agricultura, para que los jóvenes no continúen el éxodo que los lleva a las ciudades, al estimar que no tienen un futuro promisor como campesinos.

Por mi parte, confirmé mi criterio: sin una buena enseñanza de alta calidad, especializada para ambientes campesinos, con maestros con probada vocación y entrega generosa, que deberían vivir con comodidad en las comunidades que atienden, muchas de las soluciones planteadas pueden quedar como entusiastas enunciados líricos, lo cual sería muy lamentable para todos.

En fin: ¿qué le parecen las sugerencias anotadas? ¿Algo puede añadir? ¿Sería tan amable en darme su opinión?