Una detonación hizo despertar a la familia de una casa rentera ubicada en un tramo de la avenida Domingo Comín, a la altura de la cooperativa Siete Lagos, en el sur de Guayaquil.
Eran las 05:07 de este martes, 15 de julio, cuando esta casa cimbró por la fuerte explosión.
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Según un allegado de la propietaria del inmueble, el sonido alarmó a vecinos de al menos cinco cuadras a la redonda.
“Llamamos al 911 pero no se acercaron, pasó una patrulla de casualidad y nos preguntaron al ver que había mucha gente”, dijo Víctor, vecino.
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Para él, este hecho no es una novedad. Toda esta zona, gradualmente, ha sido afectada por extorsionadores, según comerciantes.
“Lo que son vacunas, extorsiones, toda esta avenida principal ya ha sido tomada por la mafia”, aseguró.
La presión y violencia contra los comerciantes es una situación que detecta como morador hace más de un año.
“Estos atentados con explosivos ya más de una vez han pasado, pero de ahí otras casas aledañas, por acá atrás, todas han sufrido estos atentados”, agregó Víctor.
De este ataque, agradecen que no hubo víctimas que lamentar más allá de los daños a la propiedad: una puerta enrollable agujereada y una vitrina destruida por el impacto.
El dueño del negocio afectado, según vecinos, analiza salir de ahí como precaución.
Lorena recordó el mal momento que atraviesa el sector. “En la cuadra de más allá alquilaron un local y duró dos semanas; tuvo que irse porque lo estaban extorsionando”, mencionó.
A eso, Víctor agregó un detalle: “Aquí hubo un Cincuentazo, igual tuvo que irse porque el pago de las extorsiones era demasiado alto”, dijo.
El temor es generalizado, pero Carlos, trabajador del comercio atacado, expuso que nunca recibieron amenazas o mensajes exigiéndoles algún pago.
“Por eso me sorprende, no sabemos si es alguna confusión, malentendido”, expresó Carlos en relación con lo sucedido.
Por ahora, la Policía indaga este atentado contra el local a fin de obtener más detalles de los sospechosos y las motivaciones. (I)