Doménica Mañay y Christian Arana jamás imaginaron que debido a su prédica cristiana evangélica en lugares públicos de Guayaquil sus rostros se hayan viralizado como supuestos escopolaminadores.

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Durante la semana pasada, en medio de alertas de supuestas personas que estarían escopolaminando al acercarse con la frase “¿Puedo orar por usted?”, los rostros de Doménica y Cristian se viralizaron en redes.

En grupos de WhatsApp usaron una foto de ellos con la frase “Este par anda escopolaminando en los centros comerciales y taxis en Guayaquil, están aplicando la modalidad ‘Quiero orar por usted’. No dejarse tocar por nadie y que nadie se les acerque tanto”.

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Mensajes de alertas que circularon con la imagen de ambos por WhastApp.

Lo que vino para ellos después fue incontrolable. Mensajes de familiares, amigos. Todos sorprendidos por la supuesta “alerta” que los implicaba a ellos.

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Los dos jóvenes han salido a dar la cara para refutar que ellos no tienen nada que ver con casos de escopolaminadores.

Ellos asisten al Instituto Vida para Todos, con sede en Brasil, y realizan labor misionera. Son de Milagro y hacen sus predicaciones en Guayaquil, Durán y Milagro.

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Marlon Miranda es líder de los 30 misioneros que se encuentran en el país y explica cómo funciona este abordaje a personas extrañas en lugares concurridos.

“Nosotros llegamos, saludamos, preguntamos: ¿Podemos hacer una oración por usted? Si la persona está dispuesta a recibir la oración, amén, proseguimos", contó Miranda.

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La siguiente parte de esta dinámica se centra en preguntar por el nombre de la persona y que esta escoja un número, que según el día de prédica, puede ser una opción del 1 al 4 o del 1 al 7.

Según el número elegido, la persona que se ofreció a hacer la oración leerá un versículo bíblico en función del número elegido por la persona. A partir de esa lectura, el predicador hace una breve reflexión.

La parte final de esta oración pública termina con la muestra y sugerencia de compra de un kit de libros por un valor de $ 6. Uno de esos libros precisamente se llama ¿Puedo orar por usted?

Los libros que ofrecen son un kit de dos unidades. Se renuevan cada mes y son enviados desde Brasil.

Miranda enfatiza que a lo mucho este abordaje dura segundos, porque nunca se extienden demasiado. También asegura que nunca hay contacto invasivo con la otra persona, pues toman su distancia.

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“Ni nosotros cerramos los ojos, peor vamos a pedir que los cierren”, señala Miranda, sobre la forma en que hacen estos acercamientos.

Doménica Mañay, quien tiene 20 años, señala que no sabía que su práctica religiosa y vocación por cumplir con su misión se saldría de control vinculándolos con escopolaminadores.

Ella dice que se enteraron de que su foto circulaba en redes sociales porque su hermano le mostró el mensaje. “Me dijo: ‘Mira, ñaña, ¿y esto?’“.

Ella dijo que su hermano está en Galápagos porque es misionero y su otro hermano también, pero está en Brasil.

“Las personas muchas veces están abiertas a escuchar la oración. O sea, al momento que uno le dice: ¿Puedo orar por usted?, hay muchas personas que hasta lloran“, contó.

Doménica dijo que esas personas reciben la palabra de Dios y agradecen por esa palabra.

Christian Arana, 29 años, se mostró preocupado de que su foto haya circulado en redes y hasta en medios digitales como supuestos escopolaminadores.

“Eso también a nosotros nos entristeció porque no es lo que nosotros hacemos. Y tampoco es el mensaje con el que queremos llegar a las personas”, dijo.

“Nosotros estábamos orando por alguien y esa persona (un guardia de un centro comercial) se acercó y nos dijo: ‘¡No, estos son los que están escopolaminando!’. Y yo hablé con la persona para la que estábamos orando y le dije: Eh, discúlpeme, pero no es lo que el señor está diciendo, pero si gusta nos retiramos, no hay ningún problema“, contó Christian.

Dijo que conocen a la persona que tomó la foto. “Lo vimos en el momento que lo hizo. Nosotros lo tenemos grabado, videos de esa persona tomándonos la foto”, dijo.

Aunque creen que esta situación les ha hecho daño, ellos decidieron no poner ninguna denuncia ante Fiscalía. (I)