Las mujeres son reclutadas por las bandas; actúan en delitos y luego son víctimas de sicarios

La participación de mujeres en delitos como robo, tráfico de drogas y sicariato se ha incrementado en los últimos años porque, según la Policía, son reclutadas por las bandas o asumen el rol de sus parejas que ya han sido apresadas o victimadas por la organización contraria.

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Por ejemplo, solo la Unidad de Antinarcóticos ha capturado en 2022 hasta la fecha a casi 1.000 mujeres a nivel nacional vinculadas a la venta y distribución de droga.

En Guayaquil, la semana pasada, además, se detuvo a una banda integrada por féminas que cometían robos a mano armada en las paradas de buses. También se investiga la participación de una mujer en un sicariato ocurrido hace una semana en el sur de la ciudad.

El sociólogo Daniel Pontón, experto en seguridad, dijo que estas son mujeres que viven en un entorno de criminalidad, donde toda la familia está involucrada en las bandas y que en el caso del tráfico de drogas, ellas asumen ese rol con sus hijos cuando llega a faltar la imagen masculina.

Esta nueva dinámica en la que cada vez más se estaría involucrando el sexo femenino ha hecho que la cifra de mujeres asesinadas por violencia criminal sea notoria.

¿Cómo están las estadísticas?

En 2020 cada 72 horas era asesinada una mujer en Ecuador; en 2021 ese tiempo se redujo a cada 44 horas; y durante el primer semestre del 2022 se calcula que cada 31 horas han matado a una mujer en el país. Así lo revela la fundación Aldea, que hace un estudio de las muertes violentas del sexo femenino.

Solo esta semana en Guayaquil seis mujeres fueron atacadas por sicarios. Son 60 víctimas mortales en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) hasta el 16 de julio.

La noche del viernes, Lorena D. fue baleada afuera de una salsoteca en las calles Noguchi y Brasil.

El jueves 14 de julio, tres mujeres fueron acribilladas en distintos puntos de la ciudad, dos fallecieron y la tercera está en terapia intensiva.

El martes 12, una modelo de redes sociales fue asesinada a tiros afuera de un plantel de Babahoyo, murió de manera similar a su conviviente. El mismo día hallaron el cuerpo de Yadira Narváez, quien habría sido víctima de femicidio en Ibarra.

El lunes 11, una menor de 16 años fue baleada también en el sur de Guayaquil. Su pareja fue detenida como sospechoso del crimen. En su casa hallaron una balanza y droga. Luego, en su velatorio, hubo una balacera de la que quedaron dos muertos y un herido.

En Machala, el domingo 10 fue asesinada Johana Méndez. El sábado 9 de julio, en Ventanas mataron a Jahaira Yanina Araujo. Ese mismo día en Santo Domingo fue acribillada Janeth Valdez junto con dos hombres.

La semana pasada en Guayaquil fue asesinada una mujer de 56 años que visitaba a sus nietos en el suburbio.

Días atrás, incluso la esposa y la hija mayor de un miembro de la Policía Judicial fueron asesinadas por un sicario cuando llegaban a su casa.

Al día siguiente, una mujer de 28 años murió baleada cuando caminaba junto con su esposo, en el noroeste de la urbe. Él quedó herido.

Pero hay voces que piensan que no todas estas víctimas estaban directamente involucradas en el crimen organizado sino que su muerte es un mensaje.

Las investigadoras del Centro para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam-Guayaquil) hacen referencia a un estudio realizado en México, un territorio donde el narcotráfico y el asesinato de mujeres tienen cifras espeluznantes.

En el país azteca, la escritora e investigadora argentina Rita Laura Segato analizó el asesinato de mujeres y publicó el libro La guerra contra las mujeres.

En el texto ella revela que las bandas usan el cuerpo de la mujer como parte del botín de guerra. Que muchas son asesinadas como mensaje o venganza contra su familia o pareja, es decir, “las salpica la violencia sin que ellas estén directamente inmersas en el crimen organizado”.

Cifras publicadas en la web femicidio.ec del Consejo de la Judicatura revelan que en Ecuador, hasta el 10 de julio, habían sido asesinadas 190 mujeres, 49 casos fueron catalogados por los funcionarios como femicidios, el resto de ellos, es decir 141, son asesinatos. Ahí se incluyen sicariatos, homicidios, violaciones con muerte y hasta secuestros con muerte.

La entidad además informa que hay 22 cuerpos femeninos que no han sido identificados. Presumen que serían extranjeras.

La Fundación Aldea también está haciendo un estudio detallado del asesinato de mujeres. En su más reciente publicación reveló que el 70 % de las víctimas han muerto baleadas, el 13 % acuchilladas, el 8 % a golpes y en el 11 % de los casos no se definido. Además, alerta que cada 31 horas una mujer es asesinada en el país.

Aldea analizó las cifras y detalla que la mayoría de las víctimas tienen entre 18 y 33 años y que las provincias donde a más mujeres se ha matado este año son Guayas, Esmeraldas, Manabí y Los Ríos. (I)