Quevedo, LOS RÍOS
“Si no hubiera sido por ese perro y el gato, el finado seguiría ahí enterrado”, dijo un vecino de un parque lineal situado en la parroquia San Camilo, del cantón Quevedo, luego del hallazgo del cadáver de Robin Alexis Castillo Mairongo, de 33 años.
El hombre llevaba sepultado en el zaguán de una vivienda desde hace más de un mes. Según las indagaciones de vecinos, fue su mejor amigo quien cavó un hoyo y lo enterró para darle cristiana sepultura.
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El hecho sorprendió a la comunidad de la zona, que recién recordó a Castillo luego de no saber nada de él desde al menos 30 días.
Los familiares ya andaban buscándolo porque tenía semanas desaparecido, se indicó en un reporte policial.
La vivienda donde ocurrió este hecho era cuidada y ahí pernoctaba Pablo.
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Los dueños lo habría dejado como cuidador tras tener que abandonar el inmueble.
Pablo era amigo desde hace años de Robin Alexis, un cuidador de carros oriundo de la provincia de Esmeraldas, quien llegó a Quevedo en busca de mejores días.
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Sin embargo, habitaba en la calle y, según la hermana de la propietaria de la casa, Castillo enfermó, por ello, su amigo Pablo, sin decirle a nadie, permitió que viviera en la casa hasta que falleció.
“Dicen que el chico cuando enfermó su amigo les avisó a los familiares y ellos nunca vinieron, luego al morir también les comunicó, les dijo que lo tenía velando en el piso con unas velas. Al ver que nadie llegaba a retirar el cuerpo, el muchacho le hizo un hueco en el zaguán y lo enterró, nada se hubiese descubierto si no fuera por ese perro y el gato”, detalló un habitante del sector y conocido del fallecido y cuidador de la casa.
Tras semanas, el secreto guardado de Pablo fue descubierto. El olfato de un gato y el perro de sus vecinos guiaron hasta la improvisada tumba, en el sitio empezaron a escarbar la tierra, como si se tratara de una película.
El dueño del perro, al ver que su mascota se salió de la casa fue tras él. El hombre llegó también al zaguán donde estaban sepultados los restos de Robin Alexis.
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“El dueño del perro percibió el hedor nauseabundo, fétido, el muchacho se vio descubierto, se puso nervioso y confesó lo que estaba pasando. Dijo que su amigo falleció por muerte natural, el chico es un hombre humilde, no es un asesino, solo que al no tener respuesta de los familiares de su amigo decidió sepultarlo por su cuenta”, comentaron habitantes del parque lineal de San Camilo.
Tras conocer lo ocurrido, varios de ellos aseguraron que en días pasados sentían un “ambiente pesado” y en las noches escuchaban ruidos extraños.
La Policía llevó al amigo del fallecido a la Unidad de Vigilancia Comunitaria para que rinda su declaración y determinar si judicialmente podría ser procesado.
Los restos de Robin Alexis fueron trasladados a la morgue de Quevedo y luego al sector Las Tolas de la provincia de Esmeraldas.
Luego de los análisis policiales se confirmó que las osamentas pertenecen al hombre. (I)