Como un hombre “increíblemente” inteligente que poseía un coeficiente intelectual (IQ) de 172 (Albert Einstein tenía 160), aunque “nulo” para las matemáticas y que aplicaba sus conocimientos en derecho penal en defensa de quien lo necesitara, así se describía el abogado Harrison Salcedo, quien fue asesinado al estilo sicariato el pasado 28 de abril.