Cuenca
En el Centro de Privación de Libertad (CPL) de Turi fueron halladas varias armas, pocos días después de la matanza de 20 reos, seis de los cuales fueron decapitados. El suceso dejó heridos a otros diez internos.
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Durante el episodio, los privados de libertad que participaron usaron armas de fuego de corto y largo alcance, según las autoridades.
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Uno de los recientes hallazgos fue el de un fusil de asalto, tipo militar, oculto dentro de una pared de ladrillo, con municiones con las cuales se podría matar a una persona a 200 metros de distancia. Este equipo se suma a los siete revólveres que fueron presentados en días anteriores por servidores del sistema carcelario.
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Para ingresar al CPL, todos los filtros internos (para personas, objetos y comida) son controlados exclusivamente por la Policía Nacional; son quienes reciben los documentos, hacen cacheos y supervisan un escáner para que no ingrese ningún objeto prohibido.
Mientras que los guías tienen la responsabilidad en el interior del reclusorio, en sectores como pabellones, talleres, aulas, entre otros.
Las autoridades aún no descubren cómo llegan los elementos ilícitos a manos de los reos.
El martes en la mañana, el director de la cárcel de Turi, Pablo Cueva, reconoció: “Desconocemos cuándo ingresaron estas armas”; versión que coincidió con la del comandante de Policía en Azuay, Renato Cevallos, quien aseguró, la tarde este miércoles, que todo esto es resultado “de la porosidad que [han] tenido en varios centros”.
Pero las armas de fuego no son los únicos elementos que se hallaron en esta requisa, sino también decenas de teléfonos celulares, pipas, cuchillos, machetes, tijeras y otros más.
Otra debilidad que presenta el CRS de Turi es el limitado número de guías, según explicó Pablo Cueva: para una población de 2.800 internos, existen 80 guías. Además que los escáneres quedaron averiados tras el ataque del domingo, acotó. (I)