En menos de una semana, dos familias de tres integrantes cada una fueron asesinadas en el noroeste de Guayaquil.
Esta vez ocurrió en la ciudadela Rotaria, un sector marcado por las extorsiones e intimidaciones a los moradores.
María (nombre protegido) tiene más de diez años viviendo en esa zona con su hijo menor de edad y su nieta.
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Expresó sentirse atemorizada por la situación en la que se encuentra el barrio.
“Yo vivo con mi nieta y mi hijo y todo esto me llena de nervios. Así como ve, la gente se ha ido por la inseguridad. Yo solo salgo cuando me tengo que hacer mis diálisis en el norte y de ahí vengo a guardarme a mi casa”, relató la mujer.
Cuando ocurrió el asesinato de la familia, la ciudadana contó que se acostó en la cama mientras abrazaba a su nieta y su hijo.
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“Nos quedamos ahí acostados esperando que pase todo. Mi nieta es pequeña y yo me llené de nervios porque tengo hipertensión, hasta ahorita ando nerviosa”, dijo la moradora.
En esa cuadra se pudo evidenciar al menos cinco casas abandonadas, cada uno de los predios estaban cerrados con candados y cadenas gruesas.
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La mayoría de las puertas estaban oxidadas y con ventanas muy oscuras.
Al intentar acercarse y observar dentro de las casas se podía ver los espacios vacíos, únicamente se apreciaba la suciedad en el piso y las paredes.
Esto mostraba el rastro de que alguna vez alguien habitó allí.
José (nombre protegido) estaba intranquilo por el asesinato de sus vecinos.
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Con temor reveló que los moradores del sector son víctimas de presuntos extorsionadores.
Manifestó que sujetos desconocidos llegan a las casas y piden una cuota inicial de $ 100.
Posteriormente, los extorsionan semanalmente cobrándoles $ 10 como ‘vacuna’.
Sin dar mayores detalles por temor a represalias, así es como José debe vivir en ese punto del noroeste de la ciudad.
Otra vecina de él indicó que estaba considerando abandonar su casa e irse a otro sector de la ciudad.
Al lugar lo describieron como un barrio “botado” y “tranquilo” durante el día, pero en las tardes y noches es cuando deben permanecer dentro de sus viviendas por el miedo a las balaceras.
Así fue el asesinato de la familia: joven no vivía allí
En un callejón donde se ubican cerca de quince viviendas, un hombre, su esposa y su hijo fueron acribillados por sujetos que irrumpieron en la casa en horas de la madrugada.
Las víctimas fueron identificadas como Aida del Carmen J., de 66 años, Marco R., de 63 años, y James R., de 28 años.
Según testigos, el joven de 28 años no vivía con su padres, pues él había llegado a la casa este martes, 2 de septiembre, para quedarse con ellos por unos días.
La Policía informó que ninguna de las víctimas tenía antecedentes penales y todas eran de nacionalidad ecuatoriana.
Detalló que alrededor de siete sujetos habrían llegado al callejón para después cerrar con rejas metálicas la parte del ingreso y la salida.
En la puerta los antisociales habrían roto el candado e irrumpieron en una primera vivienda.
Al parecer se habrían equivocado de casa, por lo que avanzaron dos predios más adelante, donde finalmente perpetraron el ataque.
La Policía recogió 28 indicios balísticos de la escena del crimen.
La mascota de la familia también habría sido asesinada, pues sus restos estaban en los exteriores del establecimiento, tapados con una sábana de color blanco.
Los adultos mayores tenían otra hija, según vecinos.
Ella no habría estado en el momento del ataque, pero estuvo presente en horas de la madrugada brindando detalles de sus allegados a la Policía. (I)