Don Juan, como conocían a Juan Jacinto Pérez Ramos, fue asesinado la noche del miércoles 4 de junio en su vivienda ubicada en el sector de Sauces 1, en Machala.
El agricultor, de 72 años, había sido advertido por miembros de un grupo delictivo de que debía abandonar su hogar en menos de 24 horas. Horas después, fue atacado con arma de fuego y golpeado con una piedra hasta morir.
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La víctima regresaba a casa junto con su hijo de 42 años cuando fueron interceptados por un individuo que los acusó de haber delatado un allanamiento policial ocurrido ese mismo día en una vivienda contigua.
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Esa intervención terminó con la captura de un sospechoso por tráfico de drogas. Desde entonces, la familia quedó en la mira supuestamente de un grupo criminal conocido como Saobox.
Según versiones recogidas por la Policía Nacional, el mismo hombre que los había amenazado llegó en una motocicleta acompañado de otros sujetos. Los agresores comenzaron a disparar contra la vivienda para obligar a sus víctimas a abrir la puerta. Cuando lograron entrar, arremetieron contra el adulto mayor con gritos y amenazas antes de dispararle en la pierna.
En medio de esta escena, uno de los sujetos golpeó a don Juan en la cara con los puños y luego le destrozó el rostro con una piedra. Su hijo intentó defenderlo, pero fue reducido por el grupo, que también lo siguió golpeando en el rostro.
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La escena del crimen, ubicada en el interior de la vivienda, fue acordonada por personal policial.
Criminalística recogió cuatro vainas percutidas, una bala deformada y la piedra utilizada en la agresión.
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Se confirmó que el hombre murió en el sitio, mientras que su hijo logró escapar y llegar por sus propios medios a un hospital de la urbe. Ahí permanece estable.
Moradores del sector sostuvieron que la familia habría sido amenazada. Les rompieron los vidrios del vehículo y les dieron un ultimátum para dejar el barrio.
La comunidad aseguró vivir atemorizada por el control que ejerce el grupo delictivo sobre la zona, y temen represalias por colaborar con la Policía.
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Según el capitán de Policía Agustín Lara, los asesinos una vez ejecutado el crimen salieron en busca de gasolina y rociaron el portal de la casa con la intención de prenderle fuego, pero no lo hicieron, asimismo dispararon en algunas ocasiones con un arma traumática, esto con el objetivo de amedrentar a los vecinos y familiares. (I)
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