El próximo alcalde de Guayaquil debe ser una persona “conocedora de la ciudad, de las problemáticas de Monte Sinaí, del Guasmo Sur, de la Trinitaria”. Guayaquil -dice Billy Navarrete, director del Comité Permanente de Derechos Humanos- “es una gran ciudad, amplia y diversa, con varios universos urbanos”. “No es solo un asunto de buena voluntad, debe ser una persona con trayectoria, que tenga relación con los sectores urbanos y, obviamente, con transparencia y honestidad”, precisa Navarrete, experto en temas de seguridad, un área crítica en la urbe porteña y que representa un desafío para el próximo alcalde guayaquileño.

El Municipio de Guayaquil no tiene competencia en seguridad, “eso todos lo sabemos”, dice el veedor, pero el cabildo sí tiene competencia en el desarrollo de planes comunitarios que se ajusten a los intereses de jóvenes, niños y adolescentes, por ejemplo en capacitación en temas de oficios, arte, cultura, algo que “es fundamental para prevenir la expansión del crimen organizado y para recuperar territorios”.

El candidato que gane los próximos comicios seccionales del 5 de febrero debe ser el convocante de las organizaciones de la sociedad civil, de la academia y del Gobierno nacional para formar una gran alianza contra la violencia.

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La seguridad no solo es instalar cámaras o comprar una camioneta, eso no es política integral de seguridad, ahí falta resolver los graves problemas que tiene la ciudad en términos de exclusión social, de los servicios sociales

César Cárdenas, director del observatorio Ciudadano de Servicios Públicos de Guayaquil.

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Este veedor asegura que el nuevo alcalde debe mirar hacia el norte de ciudad, hacia zonas como Monte Sinaí o Cañaveral, donde los habitantes pagan cinco veces más por un metro cúbico de agua potable que en zonas como el centro, sur o suburbio. “Ahí hay una pobreza espeluznante, dicen que van a legalizar las tierras y lo van prometiendo desde campaña electoral”.

En estas zonas, los habitantes reclaman la falta de calles, la poca iluminación, la acumulación de basura, la escasez del transporte y el desempleo. “La ciudad se ha endeudado con cerca de $ 350 millones ante el Banco Mundial para ampliar los sistemas de agua potable y alcantarillado, pero una vez que se construyan las obras, quien va ganar el dinero es Interagua, y los guayaquileños vamos a tener que pagar la deuda de $ 350 millones. Debería ser la misma Interagua, obligada por el contrato, la que haga las obras”, critica Cárdenas.

La falta de un sistema de recolección de basura también debe constar en la agenda del nuevo alcalde. Es lamentable, comenta Cárdenas, que el actual contrato no contemple la recolección en domicilios sino únicamente por las calles y avenidas. “La ciudad pierde dinero, se deberían incorporar medidas de separación de desechos en las mismas casas, cartón, plástico, papel, y no se hace. Por eso es que hay chamberos en las calles. La basura también es dinero”.

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La ‘persistente represión en espacios públicos’ es también una crítica ciudadana, recalca Navarrete. Alguna vez se prometió, recuerda, la capacitación de policías metropolitanos, pero se siguen presentando casos de tratos discriminatorios contra el comercio informal, incluso con personas en condición de movilidad humana. “Hay que erradicar las expresiones de xenofobia, específicamente contra venezolanos”, precisa el experto en Derechos Humanos, mientras el veedor del Observatorio agrega que hay que regularizar el comercio informal. “En Guayaquil, la mayoría de la gente no tiene empleo fijo y vive de la informalidad y la informalidad ha sido perseguida. En vez de capacitar a la gente para que lo haga bien, la política ha sido desplazarlos, perseguirlos”.

Las necesidades, los retos no terminan para una ciudad que enfrentará el mayor desafío de elegir entre once candidatos al próximo alcalde de Guayaquil para el periodo 2023-2027. Sus datos más relevantes -estudios, experiencia o cumplimiento tributario- los presenta en este informe Diario EL UNIVERSO. (I)

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