“El servicio público es una vocación que asumí cuando ingresé a la Fiscalía General del Estado, no hace seis años, sino hace 24, como asistente de fiscal. El camino recorrido ha sido realmente gratificante: los días, las noches, las madrugadas, los impulsos, las versiones, las diligencias, los expedientes, las fojas... Nada, nada de eso tendría sentido si detrás de cada caso, de cada proceso no existiera una historia, una persona, una familia que busca justicia”.