Como “Eisprinz” o el príncipe de hielo, así bautizó la prensa la tumba de un niño descubierta por arqueólogos de la Oficina Estatal de Conservación de Monumentos de Baviera (BLfD). En el sarcófago yacían los restos de un infante que se presume fue enterrado hace más de 1.350 años, según menciona La brújula verde.