El primer lugar del candidato de extrema izquierda Pedro Castillo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Perú escenifica el abismo que desde tiempos coloniales divide a la capital Lima de la población rural de los Andes, tradicionalmente marginada y discriminada.

Castillo, un maestro de escuela y sindicalista que se medirá en la segunda vuelta a Keiko Fujimori, según el recuento provisional de votos, ha sido aupado a la instancia final de los comicios presidenciales por la población andina cansada de las élites que, salvo raras excepciones, los han excluido desde la capital.

Aunque se califica como de izquierda, Castillo tiene posiciones conservadoras: está en contra del enfoque de género en el currículo escolar, se opone al aborto, el matrimonio igualitario y la eutanasia.

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El mal llamado desde Lima como "Perú profundo" alzó su voz de en forma de voto en favor de un candidato prácticamente desconocido por los capitalinos, que lo recuerdan vagamente por liderar hace cuatro años en la ciudad una gran huelga de maestros que paralizó las clases por tres meses.

En las últimas semanas, afirmó que no aplicaría un impuesto a las grandes fortunas, ya que el meollo de su plan redistributivo está en la nacionalización del gas y la renegociación de contratos y tratados, así como en la obligación de que las multinacionales inviertan una parte de sus ganancias en el país

Mientras en Lima Castillo no está ni entre los cuatro candidatos más votados, el aspirante del partido socialista y marxista Perú Libre ha sido primero en 16 de las 26 circunscripciones electorales de Perú, según el conteo rápido realizado por la encuestadora Ipsos.

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Aupado por el campo

El apoyo a Castillo ha sido abrumador en regiones andinas donde la mayoría de la población es rural y pobre como Apurímac, Huancavelica y Ayacucho, donde ha obtenido más del 50 % de los votos.

En la norteña Cajamarca, su región natal, Castillo fue el más votado con alrededor del 40 % de los votos, un porcentaje bastante parecido al obtenido en la sureña región amazónica de Madre de Dios, fronteriza con Brasil y Bolivia pero con una numerosa población emigrada de los Andes.

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También fue el más votado en las sureñas regiones de Arequipa, Cusco y Puno, por encima de candidatos favoritos nacidos e identificados con esos departamentos como el economista Hernando De Soto (derecha neoliberal), Verónika Mendoza (izquierda) y Yonhy Lescano (centroizquierda), respectivamente.

Su más probable contrincante en segunda vuelta, Keiko Fujimori, la hija y heredera política del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), fue la más votada en 8 de las 26 circunscripciones, justo la mitad que Castillo, pero en aquellas más urbanas, donde hay grandes ciudades y más densidad de población.

Un desconocido en Lima

“¿De dónde salió Castillo?”, fue la pregunta más repetida este lunes en Lima, una ciudad cuyos distritos más acomodados suelen vivir de espaldas a los Andes y a su población rural pese a que la cordillera comienza ni bien se sale de la ciudad por la Carretera Central, la única vía asfaltada que comunica Lima con el centro del país.

Sin embargo, el profundo descontento del voto rural andino, un elector cuyo perfil es de izquierda conservadora, ya se vio plasmado hace poco más de un año en las elecciones legislativas extraordinarias.

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Muchos son peruanos que hasta hace medio siglo vivían casi sin ser considerados ciudadanos y que, tras quedar sin consolidar la reforma agraria de 1969, fueron las grandes víctimas del sanguinario Sendero Luminoso, grupo maoísta terrorista que desató un cruento conflicto armado interno (1990-2000) al intentar emular en Perú la revolución China.

El ultraizquierdista Pedro Castillo se consolidó como el candidato más votado en las elecciones generales celebradas en Perú, pero no le alcanzó para obtener la Presidencia e irá a segunda vuelta. EFE Foto: EFE

En los comicios celebrados en 2020 ya hubo un claro anticipo cuando el voto rural andino se concentró en los ultranacionalistas radicales de Unión Por el Perú (UPP), el partido mesiánico y agrario Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap) y, en menor medida, también el Frente Amplio de izquierdas.

Castillo aglutinó ahora esos votos, una figura rural con la que pueden sentirse ampliamente identificados y con unas propuestas que prometen más igualdad entre peruanos y más inversión en salud y educación, algo de difícil acceso para la población del campo.

Lo hizo en tiempo récord, pues su candidatura comenzó a ascender tan solo dos semanas antes de la votación, tiempo en el que pasó de estar considerado en las encuestas en el grupo de "otros" a ocupar el primer lugar en las preferencias.

A balotaje: Pedro Castillo y Keiko Fujimori

Si llega a ser elegido como presidente, Castillo promete modificar la Constitución del Perú y así poder llevar acabo una reforma económica en la que el Estado asuma un rol más protagónico en el mercado. Además, su propuesta también incluye nacionalizar empresas de sectores económicos como el minero, petrolero, hidroenergético, gasífero y de comunicaciones. Este plan de gobierno inquieta a algunos sectores de derecha y de centro en el país andino.

De cara a la segunda vuelta, la incógnita es si el discurso radical de Castillo le será suficiente para llegar a la Presidencia, pues al frente tendrá a una Keiko Fujimori que sacará a colación el legado de su padre frente a Sendero Luminoso pero debilitada por las imputaciones de corrupción que la pueden llevar a juicio. (I)