La tensión política que vive El Salvador de cara a las elecciones del 28 de febrero subió de tono esta semana en el marco del primer año desde que el presidente Nayib Bukele ingresó al Congreso con soldados armados, luego de que un opositor solicitó evaluar su capacidad para gobernar el país.
Bukele señaló esta acción como un “intento de golpe de Estado parlamentario”.
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El alza en la confrontación entre el Gobierno de Bukele y la Asamblea Legislativa, de mayoría opositora, se da a pocos días de que el país realice sus elecciones municipales y legislativas, en las que se prevé que el oficialista Nuevas Ideas tome el control del Congreso.
El diputado Ricardo Velázquez Parker, de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha), pidió al Congreso aplicar el procedimiento constitucional contra Bukele.
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La Constitución salvadoreña establece que la Asamblea Legislativa tiene la facultad de declarar, con al menos 56 votos de los 84 diputados y con el dictamen unánime de cinco médicos, “la incapacidad física o mental del presidente” para el ejercicio de su cargos.
Este mecanismo es el que solicitó activar Velázquez, cuya iniciativa será evaluada por la Comisión Política, pero sin estar claro su procedimiento.
El legislador indicó que se vio motivado a presentar la iniciativa tras los discursos dados por sus colegas sobre el ingreso de Bukele con militares y policías con fusiles de asalto el 9 de febrero de 2020.
Desde esa fecha, los salvadoreños han atestiguado constantes enfrentamientos entre órganos de Estado.
Bukele señaló en sus redes sociales que la solicitud de Velázquez se constituye en un “intento de golpe de Estado parlamentario”.
“Es increíble, pero revelador, ver a los autoproclamados ‘defensores de la democracia’ mantener total silencio ante el intento de un golpe de Estado parlamentario”, tuiteó Bukele.
Bukele añadió que esta solicitud se da “a solo días de una elección en donde todas las encuestas dicen que perderán más del 80% de curules”.
Una denuncia similar hicieron los diputados tras las acciones del llamado “9F” al denunciar un supuesto “intento de golpe de Estado fallido”.
Según el historiador salvadoreño Carlos Cañas Dinarte, “nunca antes se había llegado a esto en los 200 años de El Salvador independiente”.
El abogado y director de la organización Acción Ciudadana, Eduardo Escobar, dijo que el primer paso es que la Comisión Política apruebe la formación de la comisión de médicos y votar su nombramiento y que en el caso de darse el dictamen unánime y que la Asamblea “apruebe la destitución”, el vicepresidente Félix Ulloa asumiría la Presidencia.
Hasta hace dos años en la región se desconocía el nombre de Bukele, de 39 años y quien comenzó su carrera política siendo alcalde de dos ciudades hace 9 años, pero ahora es el presidente más popular que ha tenido El Salvador y su forma de hacer política con gran influencia de las redes sociales ha sentado un precedente.
El triunfo en primera vuelta de Bukele en 2019 rompió con la hegemonía bipartidista que existía en el país desde el fin de la guerra civil en 1992. No obstante en lo que lleva de mandato, los salvadoreños han denunciado presunto nepotismo entre sus asesores más cercanos y han cuestionado el no ver cambios en temas de corrupción, una de sus principales promesas de campaña. (I)