El gobierno de Peru anuló el domingo la reducción en un 40 % de la extensa reserva arqueológica donde se hallan los milenarios geoglifos de Nasca, una criticada medida que beneficiaba a los mineros ilegales que invaden la zona.

La decisión de las autoridades peruanas restablece el área total de 5.633 km2 de la reserva de Nasca, situada 400 kms al sur de Lima en la región Ica, que había sido recortada a 3.235 km2 según una norma del 28 de mayo del Ministerio de Cultura.

“Se ha dejado sin efecto el artículo 1° de la Resolución Viceministerial” que fijaba una menor extensión de la zona, anunció el ministerio en un comunicado en X.

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Según el documento, las autoridades convocarán “en el más breve plazo a una discusión científica” con participación de la UNESCO para evaluar la extensión y uso del suelo de la reserva.

El gobierno había defendido el martes el recorte alegando que no existía evidencia de patrimonio en el área afectada, una zona invadida por mineros ilegales desde hace meses.

“No hay patrimonio arqueológico ni de otro tipo”, aseguró el ministro de Energía y Minas, Jorge Montero.

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El recorte, señaló el funcionario, iba a obligar a los mineros ilegales a solicitar permisos ante la retirada de la protección a ese territorio.

“Es muy desatinado” lo que afirma el ministro de Energía, señaló a la AFP Pieter Van Dalen, decano del Colegio de Arqueólogos del Perú.

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El excanciller Óscar Maúrtua, presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional, dijo el sábado a la radio RPP que la medida de reducir el área de reserva “es grave porque es un mensaje de que no respetamos tratados”.

Las famosas Líneas de Nasca, reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, tienen unos 2.000 años de antigüedad y toman la forma de figuras geométricas y animales, que solo pueden ser apreciadas desde el cielo. El primer geogiflo se descubrió en 1927.

En septiembre pasado una investigación japonesa apoyada con inteligencia artificial permitió descubrir en seis meses 303 nuevas formaciones en el desierto de Nasca, lo que casi duplicó el total conocido de estas misteriosas líneas, anunció el arqueólogo Masato Sakai, de la Universidad de Yamagata. (I)