Sin duda: matrimonio y mortaja, del cielo bajan. Eso reza un viejo refrán y lo sucedido en un poblado de la India lo ratifica aunque parezca sacado de una historia de telenovelas.
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Hetal, la prometida, se desvaneció cuando “se estaba llevando a cabo un ritual" y murió camino al hospital el mismo día que se celebraba su boda
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Sin duda: matrimonio y mortaja, del cielo bajan. Eso reza un viejo refrán y lo sucedido en un poblado de la India lo ratifica aunque parezca sacado de una historia de telenovelas.
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El evento tuvo una profundidad de 55 km y su epicentro se localizó a 30,31 km de Santa Elena.
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