Más de 70 años después, un conjunto de enigmáticos destellos captados en California vuelve a llamar la atención de los astrónomos. Se trata de puntos luminosos que aparecieron y desaparecieron en cuestión de minutos en placas fotográficas tomadas en el Observatorio Palomar, décadas antes del lanzamiento del primer satélite artificial.

Nuevos análisis científicos sugieren que estos eventos, conocidos como transitorios, podrían guardar relación temporal con pruebas nucleares de la Guerra Fría y con un aumento en los reportes históricos de objetos voladores no identificados.

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Los investigadores examinaron miles de imágenes pertenecientes al primer gran registro fotográfico del cielo, elaborado entre 1949 y 1958. En ellas identificaron transitorios que no se repiten en fotografías tomadas inmediatamente antes o después, ni en estudios posteriores del cielo.

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Algunos flashes muestran formas puntuales alineadas en filas rectas, un patrón que los autores consideran difícil de explicar mediante causas naturales o fallas comunes en la instrumentación de la época.

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Los hallazgos fueron publicados en dos estudios recientes. Sus autores, entre ellos la astrónoma Beatriz Villarroel y el médico e investigador Stephen Bruehl, señalaron que las fechas de varios de estos destellos coinciden con ensayos nucleares de Estados Unidos, la Unión Soviética y Reino Unido.

También encontraron que los transitorios tendían a aumentar en días con mayor número de reportes de fenómenos aéreos no identificados. Los científicos sostienen que los datos muestran asociaciones estadísticamente significativas, aunque no prueban ningún vínculo causal.

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Parte de la comunidad astronómica, sin embargo, pide cautela. Expertos externos a la investigación advierten que las limitaciones tecnológicas de la época pueden distorsionar las conclusiones.

Las placas fotográficas antiguas son susceptibles a defectos como polvo, rayaduras o residuos químicos que pueden imitar puntos brillantes o patrones alineados. Además, algunos especialistas recuerdan que las explosiones nucleares pueden lanzar materiales metálicos a gran altitud y producir destellos visibles, lo que ofrecería una explicación menos extraordinaria.

Los autores de los nuevos estudios insisten en que consideraron esas posibilidades, pero sostienen que los destellos identificados son demasiado precisos y puntuales como para atribuirlos a contaminación o artefactos del proceso fotográfico.

Proponen que una revisión directa de las placas originales, con análisis forense microscópico, ayudará a determinar si los eventos aparecían realmente en las imágenes primarias o si fueron introducidos durante la copia o digitalización.

Mientras continúa el debate, los transitorios de Palomar se han convertido en un caso de estudio sobre cómo la ciencia analiza lo desconocido.

Para algunos académicos, estos trabajos podrían marcar un punto de inflexión hacia una mayor aceptación del estudio riguroso de fenómenos aéreos o espaciales anómalos dentro de la investigación científica convencional. (I)