Salvar vidas es la misión de cualquier profesional de la medicina y eso lo saben muy bien los médicos ucranianos que se sumaron a la guerra para atender a los miles de soldados que son heridos en los diferentes campos de batalla. Y bajo ese escenario, estos hombres y mujeres deben de moverse entre atender a un enemigo o dejarlo morir.
Y cumpliendo su juramento hipocrático, esos doctores eligen seguir atendiendo sin distingos de nacionalidades, aún en la violenta invasión de la que es víctima el país que ordenó devastar Vladimir Putin.
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France 24 cuenta la experiencia de Ali Shakh, un médico ucraniano asentado en la localidad de Zaporiyia, que manifiesta que no tiene otra opción en el ejercicio de su trabajo, y más allá de curar a sus compatriotas heridos, debe deponer cualquier otro sentimiento para atender a las tropas enemigas.
“Atendemos también a los soldados rusos, aunque tal vez no deberíamos. Tal vez deberíamos dejarlos allí para que fertilicen nuestra tierra”, expresó al no poder ocultar el resentimiento que llevan por dentro al ver cómo han azotado al pueblo ucraniano, violando mujeres y masacrando a niños y ancianos.
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La OMS condena los ataques a los centros de salud, que ya suman 200 en total, acabando con la infraestructura médica del país invadido donde son asistidos todas las víctimas de la guerra. (I)
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