Este viernes España abrió la puerta a la posibilidad de que los enfermos sin curación o con enfermedades crónicas incapacitantes puedan decidir entre llegar al final de su vida, apoyados por cuidados paliativos, o poner fin a ella, gracias a la entrada en vigor de la Ley de Eutanasia, aprobada por el Parlamento español en marzo, con la que el país se convierte en el séptimo en el mundo en reconocer este derecho.