La población infantil es una de las más afectadas en el conflicto Rusia-Ucrania. La ruda realidad arroja a los niños ucranianos a otro escenario, lejos de su país, y la mayor parte separados de sus papás, quienes deben quedarse a servir militarmente a su nación.

En estos largos recorridos, España está siendo el país que recibe a los protagonistas de la guerra, a los millones de personas que sufren por los bombardeos en Ucrania y huyen de la violencia ordenada por Vladimir Putin.

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El País se encargó de contar cómo le cambió la vida a Timur, de siete años, quien llegó al país de la península ibérica junto a su madre y hermana, cargado de esperanzas de un nuevo porvenir.

En su primer día de clases, pese a mostrar sus temores por los cambios, sus compañeros fueron su mejor apoyo. El idioma, el gran obstáculo pasó a ser un reto para el niño, quien ya se encamina a aprender el español, así lo confimaron el resto de los estudiantes.

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Un compañero exclamó: “¡Ya sabe español!”, informó un niño a la pregunta de la maestra cuando quiso saber cómo estaba Timur, que sonriendo y muy amable respondió: “bien”. (I)