La Corte Suprema de Brasil aclaró este lunes que el expresidente Jair Bolsonaro, desde el viernes pasado bajo nuevas medidas cautelares en el marco de su juicio por golpismo, no puede dar entrevistas que se retransmitan en las redes sociales.
Bolsonaro tenía la intención de participar en una conferencia de prensa junto a los diputados, pero fue disuadido de la idea después de que una decisión del ministro Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, prohibiera que las entrevistas con el expresidente se transmitieran en las redes sociales.
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“No robé, no malversé fondos públicos, no maté a nadie, no trafiqué con nadie. Esto es un símbolo de la mayor humillación en nuestro país. Una persona inocente. Lo que le están haciendo a un expresidente de la República es cobardía. Enfrentaremos a todos y a todo. Lo que me importa es la ley de Dios”, declaró en la Cámara de Diputados, momento en el que también mostró a las cámaras su grillete electrónico.
El juez Alexandre de Moraes, instructor del caso, aclaró que la vigente prohibición de usar las redes sociales, sea directa o indirectamente, incluye, “obviamente, las transmisiones, retransmisiones o divulgación” de entrevistas “en cualquier plataforma de terceros”.
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Así, el magistrado determinó que el líder ultraderechista “no puede valerse de esos medios para burlar” la medida cautelar impuesta, “bajo pena de revocación inmediata y decreto de prisión”.
Bolsonaro tenía previsto dar una entrevista este lunes al portal Metrópoles que iba a ser retransmitida en directo por Youtube, pero finalmente fue cancelada ante “el miedo de ser detenido”, según apuntó el propio medio.
De Moraes dictó el viernes pasado nuevas medidas cautelares contra el exjefe de Estado (2019-2022), entre ellas el uso de tobillera electrónica, pasar las noches y los fines de semana en casa y la prohibición de utilizar sus redes sociales, hablar con otros investigados y acercarse a embajadas.
El juez justificó su fallo ante la existencia de indicios de delitos de “coacción, obstrucción” de justicia y “atentado a la soberanía nacional”, según un informe de la Policía Federal.
Bolsonaro y su hijo y diputado Eduardo Bolsonaro, quien se encuentra en Estados Unidos desde hace cinco meses, buscaron “inducir, instigar y ayudar” al Gobierno de Donald Trump “a la práctica de actos hostiles contra Brasil”, con el objetivo de “archivar” la causa por golpismo, de acuerdo con la investigación.
Bolsonaro afronta en el Supremo un juicio penal bajo la acusación de “liderar” una conspiración golpista para mantenerse en el poder e impedir la toma de posesión de su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, tras perder las elecciones de 2022.
Ese proceso, en el que se enfrenta a una posible pena de 40 años de prisión, fue el principal motivo que llevó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a anunciar un arancel del 50 % adicional a las importaciones brasileñas a partir del 1 de agosto.
El dirigente republicano alegó que Bolsonaro es víctima de una “caza de brujas” y exigió que el juicio “acabe inmediatamente”.
Lula, por su parte, ha pedido respeto al Poder Judicial y apostado por negociar en el apartado comercial, aunque ya dejó claro que “no será un gringo el que le dé órdenes” a su país. (I)