Un pinchazo que salva vidas: así de convincente era la promesa de Elizabeth Anne Holmes, fundadora de la startup estadounidense Theranos, que la hizo surgir como emprendedora modelo, y también fue el motivo de su estrepitosa caída. Unas gotas de sangre alcanzan, según anunciaba, con ayuda de un aparato desarrollado especialmente para eso, para determinar el nivel de hormonas y virus, así como descubrir anomalías y hasta detectar enfermedades peligrosas. El problema es que el aparato, que llevaba el ampuloso nombre de Edison, nunca funcionó.