Claudia Sheinbaum estaba dando su conferencia de prensa este martes cuando su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, se le acercó y le dio la trágica noticia en un susurro: dos altos funcionarios de la alcaldía de Ciudad de México acababan de ser asesinados.
Hace cinco años, cuando Sheinbaum presidía la capital, Harfuch, que era su ficha en en la lucha contra la inseguridad, sufrió un atentado también a la luz del día.
El secretario y expolicía se salvó milagrosamente, pese a que recibió un disparo. Dos de sus escoltas murieron en un atentado perpetrado por 28 sicarios que luego fueron vinculados al Cartel de Jalisco Nueva Generación.
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Así, la presencia de Harfuch en la Mañanera, donde estaba justo para dar a conocer los alentadores resultados de la cartera de Seguridad, terminó por darle al asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz -secretaria particular y asesor de gobierno de la alcaldesa de Ciudad de México, Carla Brugada- un simbolismo adicional.
Porque el atentado, ejecutado por un sicario en una avenida principal del sur capitalino, no solo es un golpe contra la estrategia de seguridad de Brugada, sino contra la imagen creada por Sheinbaum y Harfuch de CDMX como un oasis en el país violento que ahora dirigen.
“Enviamos condolencias a sus familiares”, dijo Sheinbaum, improvisando en ese momento.
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“Todo el apoyo que requiera la jefa de gobierno. Vamos a llegar al fondo de esta situación y que haya justicia”.
Carla Brugada, por su parte, dijo: “Este gobierno continuará con su lucha implacable contra la inseguridad, y con el compromiso de seguir trabajando intensamente para continuar con la transformación de esta gran ciudad”.
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Ciudad de México, bastión de Morena
Con hablar de “transformación”, la alcaldesa se refiere al legado de su antecesora, Sheinbaum, quien logró reducir en un 50% los homicidios en la capital y los delitos de alto impacto en un 60%.
La percepción de inseguridad, además, pasó del 80% al 60% de los ciudadanos, según encuestas.
Pero Brugada también se refiere a la “Cuarta Transformación”, el movimiento político que comparten y que fundó Andrés Manuel López Obrador, AMLO, quien por su parte gobernó la ciudad entre 2000 y 2006.
Entonces, si CDMX es un bastión de Morena, el partido oficialista, un asesinato a altos funcionarios del gobierno capitalino es un golpe en el corazón de la coalición gobernante.
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Los resultados de Harfuch
La pregunta es qué tuvo que ver el asesinato con la estrategia que menciona Brugada, la cual ahondó en el esquema de cuadrantes por toda la ciudad para monitorear la inseguridad y coordinar el trabajo de policías y fiscales.
Según la alcaldía, los homicidios en la ciudad han bajado en un 10% en 2025 y la percepción de inseguridad pasó del 60% al 50% de los ciudadanos.
Y a nivel nacional Morena presenta unos resultados similares: Sheinbaum dice que los homicidios bajaron en un 25% desde que llegó al poder, en octubre de 2024. Y han detenido a 198.000 acusados de delitos de alto impacto y han destruido más de 800 laboratorios clandestinos de drogas ilegales.
“Cada captura, cada detención, representa un avance hacia la cooperación y la tranquilidad de nuestros territorios”, dijo Harfuch en la Mañanera, mientras los ciudadanos se enteraban de la noticia del asesinato de los funcionarios chilangos.
Un caso como tantos que ocurren todas las semanas en un país que no logra proteger a sus dirigentes locales, pero que, al ser en la capital, al darse en el corazón de la coalición oficialista, tiene impacto nacional e internacional.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene la teoría de que México necesita ayuda militar para controlar al crimen organizado -algo que Sheinbaum rechaza- y este caso le dará municiones para insistir en ella.
La otra cara de la capital
Para muchos mexicanos, los resultados que dan a conocer los dirigentes de Morena no cuadran con una realidad que cada semana da con un nuevo caso de violencia que consterna al país.
Los expertos críticos encuentran una explicación a los números: el aumento de las desapariciones, que no se reportan como homicidios y son una estrategia consolidada del crimen organizado.
La tendencia de reducción de homicidios y aumento de desapariciones se da en cada estado y CDMX no es la excepción.
Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas, un organismo estatal del que muchas madres buscadoras desconfían, de 2021 a 2024 las desapariciones en la capital mexicana aumentaron un 444%.
En esos tres años, casi 2.000 personas fueron desaparecidas en CDMX.
Pero, además, investigaciones periodísticas han documentado cómo organizaciones criminales como la Unión Tepito y Los Malcriados ejercen el control de algunas zonas de la capital, cobrando extorsiones a los comerciantes.
Datos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana reportan que un total de 15 organizaciones delictivas están actualmente operativas en CDMX.
“Desde hace tiempo se percibe que el gobierno local combate a ciertos grupos de narcotráfico y le da libertad de acción a otros”, asegura David Saucedo, consultor y experto en temas de seguridad.
“Los grupos que se sienten afectados por los operativos de decomisos de droga y detenciones de narcotraficantes de alto perfil desde hace tiempo han lanzado ataques de comando en contra de autoridades capitalinas”, añade.
El caso de Ximena Guzmán y José Muñoz está lejos de esclarecerse: hasta ahora hay llamados a la investigación y promesas de “cero impunidad”.
Pero, más allá de los detalles, el atentado promete revivir el debate sobre si CDMX es segura o no, y les dará fundamentos a quienes califican la estrategia de Sheinbaum, Harfuch y Brugada de “farsa”.
El oasis de seguridad chilango ha quedado en entredicho.