El cometa interestelar 3I/ATLAS, apenas el tercer objeto proveniente de otro sistema estelar detectado en la historia, podría estar cubierto de volcanes de hielo en plena actividad. Así lo sugiere un nuevo estudio publicado el 24 de noviembre en el repositorio científico arXiv.

Los investigadores detectaron evidencia de que, a medida que el cometa se aproximó al Sol, una serie de criovolcanes, compuestos de chorros de gas y partículas que brotan de depósitos helados, entraron en erupción en su superficie.

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El fenómeno se habría desencadenado por la composición interna del objeto, que al calentarse comenzó a liberar materiales volátiles atrapados desde su formación.

“Todos nos sorprendimos”, dijo a Live Science Josep Trigo-Rodríguez, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC/IEEC) en España y autor principal del estudio.

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“Siendo un cometa formado en un sistema planetario remoto, es notable que la mezcla de materiales de su superficie se parezca a la de los objetos transneptunianos (los que orbitan el Sol más allá de Neptuno) de nuestro propio sistema solar”.

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Cómo “erupciona” un volcán de hielo

Los criovolcanes suelen aparecer en cuerpos ricos en hielo, como los objetos transneptunianos. En estos mundos fríos, el calor interno puede derretir capas heladas que luego emergen violentamente al exterior en forma de vapor, gas o partículas congeladas.

En el caso de 3I/ATLAS, los investigadores creen que el calentamiento solar activó una reacción química compleja. El aumento de temperatura habría permitido que el dióxido de carbono sólido se sublimara, liberando líquidos oxidantes que penetraron en el interior del cometa. Allí habrían reaccionado con minerales metálicos como hierro y níquel, generando los chorros detectados.

Para probar esta hipótesis, el equipo comparó las observaciones con muestras de condritas carbonáceas, meteoritos muy primitivos, recolectados por misiones de la NASA en la Antártida. Uno de los fragmentos contenía material asociado a objetos transneptunianos, y sus características coincidieron notablemente con las del cometa interestelar.

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Desde que fue detectado en julio, 3I/ATLAS ha generado especulación debido a su origen desconocido e incluso teorías sobre posibles naves extraterrestres. Los astrónomos, sin embargo, coinciden en que se trata de un cometa proveniente de otra estrella.

El objeto ofrece una oportunidad única para estudiar cómo eran otros sistemas planetarios en el pasado remoto. Podría ser incluso hasta 3.000 millones de años más antiguo que el Sistema Solar.

A la par de su aproximación al Sol, un equipo de astrónomos en Cataluña siguió su evolución con el telescopio Joan Oró y otros observatorios locales. Notaron que, a unos 378 millones de kilómetros del Sol, el cometa comenzó a sublimar con intensidad y a brillar rápidamente.

Las imágenes de alta resolución mostraron chorros de gas y polvo emanando de su superficie: señales claras de criovulcanismo. (I)