El presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, anunció este miércoles que licitará la construcción de una prisión de alta seguridad, inspirada en la megacárcel para pandilleros de su par salvadoreño, Nayib Bukele.
En abril, el ministro de Justicia de Costa Rica, Gerald Campos, visitó el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la cárcel para pandilleros levantada por Bukele y cuestionada por organismos de derechos humanos por sus duras condiciones.
El nuevo Centro de Alta Contención del Crimen Organizado (Cacco) de Costa Rica costará unos 35 millones de dólares y tendrá capacidad para 5.100 reclusos. Dispondrá de cinco pabellones en un terreno de nueve hectáreas.
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“Esta cárcel hay que tenerla lista para cuando algún día logremos fortalecer la mano de la justicia costarricense con mejores leyes y un poder judicial que sí funcione”, dijo Chaves en su rueda de prensa semanal.
El mandatario agradeció al Congreso la aprobación de un presupuesto extraordinario que contiene el 40% de lo que costará la nueva prisión.
“Con eso ya podemos empezar la licitación”, afirmó el gobernante.
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Chaves hizo este anuncio mientras los homicidios y delitos ligados al narcotráfico están en aumento en Costa Rica, que antes era el país más seguro de Centroamérica.
A diferencia del Cecot salvadoreño, la prisión costarricense permitirá visitas de familiares, incluidos encuentros conyugales, y entrega de encomiendas para los reclusos. Estos, además, podrán hacer breves llamada telefónicas.
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En su visita al Cecot, el ministro Campos observó en sus celdas a un grupo de presos a quienes los guardias ordenaron quitarse sus camisetas blancas para mostrar sus cuerpos tatuados.
La prisión salvadoreña, con capacidad para 40.000 presos, es considerado el penal más grande de Latinoamérica. En él hay unos 15.000 reclusos, acusados de pertenecer a las violentas pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18.
Unos 1.000 agentes penitenciarios, 600 soldados y 250 policías, todos fuertemente armados, custodian el penal que Bukele inauguró en enero de 2023 como parte de su “guerra” contras las pandillas, que es criticada por organismos de derechos humanos.
En sus celdas de concreto con gruesos barrotes de acero, los reos duermen en catres de acero sin colchón. El agua para beber la sacan de un barril de plástico. (I)
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