Las multas por exceso de velocidad registradas en fotorradares de Guayaquil son el tema de conversación casi a diario entre Jorge Ibarra y sus hermanos Juan, Rosario y Jenny.
Desde febrero pasado, la ATM asumió el control del tránsito en la vía a la costa, desde el distribuidor de tráfico de la Perimetral hasta el peaje de Chongón, un tramo de 16 kilómetros. Allí hay nueve radares, cuyo límite de velocidad es de 90 kilómetros por hora para vehículos livianos y 70 kilómetros por hora para pesados.Estas multas, sean por exceso de velocidad captadas desde un fotorradar u otras contravenciones como no usar el cinturón de seguridad o invadir el carril exclusivo de la metrovía, van destinadas a la inversión en obras y servicios en un 80 % y lo restante para gastos corrientes generados en la ATM.“Entre la inversión pública está el mantenimiento de equipos de comunicación (radios), tecnológicos (cámaras y monitoreo), señalización, semaforización, equipamiento, mantenimiento de vehículos, proveedores, etcétera”, dice la ATM.Este Diario solicitó una entrevista con la autoridad de tránsito en busca de respuestas a las quejas de ciudadanos y conocer el estado de los fotorradares, pero no fue aceptada. Sin embargo, nos proporcionaron información sobre multas.Kléver Almeida, auditor de seguridad vial, indica que las quejas por estos equipos son constantes y se ven en redes sociales, pero considera necesaria su operatividad. Además, que la entidad correspondiente analice la correcta funcionalidad de los fotorradares.“Lo que ocurre es que no se hace un proceso adecuado en el sentido de socializar con la ciudadanía sobre por qué y para qué (de los fotorradares). Cuando no se hace la percepción es que lo están colocando para sacarme plata, pero no ven como una necesidad de reducir la velocidad en el sector porque ocurren siniestros de tránsito. Entonces, si no tenemos ese conocimiento siempre nos vamos a quejar. Pero si no están calibrados es otra cosa”, explica.Con esto concuerda el experto en Tránsito Cristian Benavides, quien menciona que por cultura el ciudadano requiere de una norma sancionatoria para cumplir. Resalta que en este asunto convergen varios aspectos que no son analizados y por eso hay estos resultados.Por ejemplo, que los fotorradares tengan averías, que los correos electrónicos no estén actualizados y por eso no llegan las multas o simplemente infringir y no aceptarlo.A la Defensoría del Pueblo sí han llegado quejas por la operatividad de los fotorradares, pero no de Guayaquil.Hay dos casos, uno en Ambato y otro en Tulcán que tuvieron un resultado favorable hacia el solicitante, cuenta Rodrigo Varela, director nacional del Mecanismo de Protección de Personas Usuarias y Consumidores de la Defensoría.“En Ambato y Tulcán hubo casos en que a los fotorradares no les daban mantenimiento y se presentaron acciones de protección con sentencia favorable. Se dio el seguimiento porque había esta irregularidad de la administración pública que afectaba los derechos de las personas”, expone.Varela cree que al momento no son comunes los casos en Guayaquil porque las quejas concluyen en la primera instancia, que es la ATM, o simplemente el ciudadano prefiere no seguir en el tema.Sin embargo, recalca que aquellos que sientan que fueron vulnerados sus derechos pueden acercarse a la Defensoría del Pueblo para recibir asesoría. Es importante hacerlo con un escrito y pruebas, dice Varela.Luego se analizan y, si es que está dentro de las competencias de esta entidad, proceden con el seguimiento. Hay casos que hasta se han planteado garantías jurisdiccionales por parte de un juez o jueza.Como segunda instancia se puede acudir a esta entidad para presentar una denuncia o queja respecto de los fotorradares, según Varela.","isAccessibleForFree":false,"hasPart":{"@type":"WebPageElement","isAccessibleForFree":"False","cssSelector":".paywall"}}
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En dos meses del 2022 va casi el 60 % de las multas desde fotorradares registradas en 2021. Y ya superó, con más de 2.000 infracciones, las percibidas en 2019.
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Las multas por exceso de velocidad registradas en fotorradares de Guayaquil son el tema de conversación casi a diario entre Jorge Ibarra y sus hermanos Juan, Rosario y Jenny.
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El ofensivo ecuatoriano marcó los dos goles atuneros para llevarse los tres puntos.
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