Desde principios de este siglo se había logrado establecer una barrera biológica en la selva de Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia, contra el gusano barrenador -que puede generar lesiones graves en animales de sangre caliente- impidiendo su avance desde Sudamérica. Sin embargo, un cúmulo de factores provocó que penetrara hacia el norte y ahora se lucha en varios frentes para recuperar el control.