Los rayos del sol tuestan la piel de Rodolfo Jiménez y Clara Cedeño mientras caminan por la arena en dirección al malecón de Playas en busca de un sitio de comida para almorzar.
Las mejillas enrojecidas, la piel y ropa húmedas y sus cabellos enredados demuestran que han disfrutado de las cálidas aguas de este balneario durante las primeras horas de este sábado 4 de noviembre.
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La pareja llegó desde Ventanas, Los Ríos, el jueves 1, el primer día de este feriado, para tener una “segunda luna de miel”, una “escapadita” que avive su amor, dice Jiménez, quien dejó en casa a sus siete hijos -el menor de 16 años- para disfrutar estos días de asueto con su esposa.
“La estamos pasando divino, excelente todo, el clima, la comida, las ferias. Es bien acogedor”, añade.
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El viaje lo decidieron a última hora para, según cuenta la pareja, descansar y olvidarse de la inseguridad que preocupa en su cantón: “En mi ciudad se le llevan hasta el lapicero, a diario hay robos y muertes”, lamenta el visitante, uno de los pocos turistas que llegaron a Playas para quedarse los cuatro días del feriado. La mayoría va y viene, solo por horas.
Apenas el 40 %, en promedio, ha reservado y se ha quedado en los hoteles de este balneario durante un día, refiere Esperanza López, presidenta de la Cámara de Turismo de Playas.
En su hotel, Arena Caliente, tuvo el 20 % de ocupación el primer día; subió a 35 % el segundo día; y hoy -sábado- apenas llegaba al 10 %. ”Estamos bastante preocupados”, dijo.
“Playas vive del turismo y esperábamos que este feriado nos ingrese algo para sustentar muchos gastos, específicamente, los servicios básicos (...). Venimos de algo tan difícil como la pandemia, luego la inseguridad y, ahora, los apagones. Cada día es más preocupante”, comenta López y asegura que en años anteriores, en este feriado de noviembre, las familias que llegaban aprovechaban para reservar habitaciones para las fiestas de Navidad y Fin de Año.
“Hasta ahora, nadie ha separado”, lamenta.
En el hotel Laverdy, la ocupación tampoco ha sido la esperada. Apenas ha llegado del 25 % al 35 %, y también el hospedaje ha sido por un día, apunta su propietario, Luis Laverde, quien cree que su establecimiento ha recibido menos visitantes por la instalación de una tarima en el centro del malecón: “Hasta el km 14 de la vía a Posorja hay movimiento, pero del otro lado de la tarima es mínimo, porque no pueden pasar los carros”.
La baja demanda de visitantes también se debe, considera la dirigente de la Cámara de Turismo, a la falta de promoción de las actividades programadas para estos días.
El viernes, por ejemplo, hubo una feria gastronómica en Engabao y un concierto en el malecón de Playas. Hoy sábado, a las 18:00, se realizará otro recital con artistas invitados, como Raissa Rizzo, Beder el musicólogo, Kaylle, el grupo de cumbia Franklin Band y el salsero esmeraldeño Paolo Plaza.
A este evento esperaba asistir la familia Soria, que llegó este sábado desde la Floresta, sur de Guayaquil, para dejar atrás la rutina citadina. “Aprovechamos que los niños están de vacaciones y decidimos salir de tanta balacera que vivimos. Al principio no queríamos venir, porque ningún sitio es seguro, uno viene con miedo, mirando a todos lados”, sostiene Belén Soria, quien ya en este balneario espera disfrutar de las delicias del mar. Un arroz marinero y un bollo son dos de los platos que siempre pide en los locales del centro de Playas.
Dolores Barreno y los once miembros de su familia (esposo, hijos, nietos) se quedarán solo por hoy, sábado. Alquilaron una furgoneta en $ 100 para desplazarse “tranquilos” desde la parroquia Febres Cordero, suroeste de Guayaquil, hasta Villamil Playas sin el temor de que los puedan asaltar en un bus intercantonal, como les ocurrió hace un año.
“Está bonito el día, soleado, la estamos pasando bien. Dejamos en la ciudad tanto robo y muertes que nos tienen encerrados en casa, como cuando empezó el COVID-19″, dice la guayaquileña, mientras se relaja con un masaje que le dan en la espalda.
Las familias Guaranda y Gurumendi también decidieron disfrutar de la playa por un día para no salirse de su presupuesto. “Así ahorramos un poco, porque se viene la fiesta de Navidad y ahí el gasto es fuerte, los juguetes, la ropa”, afirma Washington Guaranda, quien con su esposa, Mercedes, y sus dos hijos adolescentes descansaban en unas perezosas bajo una carpa.
A lo largo de la playa había tres filas de carpas y parasoles, el 50 % estaba ocupado con familias y grupos de amigos. “Hay un poco más de visitantes que un fin de semana y menos que un feriado bueno, como carnaval”, sostiene Arturo Rey, uno de los cien miembros de la Asociación de Carpas de Playas.
Con el pasar de las horas, la gente sigue llegando. Los rayos del sol calientan a los cientos de bañistas que se sumergen en las olas y a las familias que juegan en la arena o que degustan de cebiche o un coctel en las carretillas que recorren la playa.
En la arena húmeda de la orilla, las guayaquileñas Nathaly Rivera y su sobrina Susana, de 6 años, escarbaban con palas de juguete para agrandar una minipiscina. “Nos gusta Playas porque el mar es tranquilo, no hay mucha gente y así descansamos todos, los niños más, porque están de vacaciones trimestrales”, dice Rivera, quien se quedará hasta el domingo con su familia. A pocos metros de ellos estaban los nueve integrantes de la familia Chaflán Sagñay, oriundos de Riobamba.
Ellos llegaron el viernes para disfrutar este feriado hasta mañana, domingo. “Nos ha gustado el calor de la gente, ver las embarcaciones que navegan y la diversión de ser lanzados por la banana”, comenta Daniela, bajo la sombra del parasol que llevó para protegerse del sol, mientras sus padres, tíos y otros parientes se refrescaban en el mar.
Pasear sobre las bananas inflables es una de las actividades que más disfrutan en este balneario. Por $ 3 por persona o dos por $ 5, si vienen en grupo, se ofrece este paseo de 15 minutos. Durante estos tres días, del jueves a este sábado, el playasense Ángel Jaime ha vendido más de 25 viajes. “Esperamos que en la tarde y mañana lleguen más turistas”, agrega.
El clima soleado de este sábado sigue atrayendo a más visitantes para descansar, oxigenarse con la brisa salina y disfrutar de la gastronomía local. Así, según la manabita Ximena Suárez, recargarán fuerzas para volver a los trabajos, colegios y a la rutina citadina con “más energía”.
Información del balneario
Hospedaje: la habitación sencilla cuesta desde $ 15; la matrimonial, con desayuno incluido, $ 35; la familiar, desde $ 45.
Gastronomía: los platos a base de mariscos tienen precios variados. En las carretillas se ofrece cebiche de pescado o camarón a $ 5, mixto a $ 6, y marinero a $ 7. Mientras que en locales céntricos pueden acceder a almuerzos desde $ 3 y platos a la carta desde $ 8, un cebiche, y hasta $ 12, un arroz marinero.
Carpas: estos espacios con 4 o 5 sillas se alquilan por $ 10, mientras que los parasoles con 2 sillas están en $ 6.
Ferias: en el malecón y frente al malecón de Playas hay carpas que ofrecen trajes de baños, sombreros, carteras, entre otras artesanías, a diferentes precios. (I)