Color, música y tradición transmitieron las 33 parroquias rurales de Quito que este sábado recorrieron por más de dos horas el centro histórico de la ciudad. Fue su manera de rendir un homenaje por los 491 años de fundación de Quito.
Quienes desfilaron partieron desde el Centro de Arte Contemporáneo y caminaron por la calle Venezuela hasta llegar a la plaza de San Francisco.
Una moto de la Policía Nacional y dos vehículos de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) escoltaron a los pregoneros de Chavezpamba, acompañados de la banda de pueblo de San Enrique de Velasco y de un carro alegórico que simulaba productos, como choclos.
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Niños ondeaban banderas blancas, amarillas y verdes. Puéllaro se hizo presente con zanqueros y una danza con trajes típicos. Las mujeres llevaban vestidos largos, y los hombres, chalecos, sombreros y pañuelos. Al ritmo del Toro barroso y con gritos de “Viva Quito” arrancaron aplausos de los asistentes.
Los famosos aguacates de Guayllabamba fueron representados con flores amarillas en canastas.
Zámbiza llegó a homenajear a la capital con una danza ancestral con flores, ropa larga e incrustaciones de su zona. Dos picaflores y un cóndor adornaron su carro alegórico. También llegaron bandas rítmicas y cachiporreros que crearon ritmos con los pompones.
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La parroquia de Pacto presentó un baile resaltando la vegetación con mujeres y hombres que bailaron en círculos con penachos de varios colores en las cabezas.
Los pobladores de Nono desfilaron con vestimenta campesina; las mujeres con anacos, ponchos, sombreros, mientras que los hombres lucían zamarros.
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Nanegal y Calacalí brindaron un acercamiento a su cultura resaltando el trabajo dedicado de sus habitantes, así como su destreza dancística.
Nanegalito exhibió un árbol decorativo y aves a su alrededor con un carro alegórico donde destacaba una guagua de pan y espumillas de gran tamaño.
Calderón, la parroquia más grande del Distrito Metropolitano, llevó una banda de pueblo para festejar a la capital.
Pomasqui desfiló con la Yumbada de Rumicucho, una danza ancestral.
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Alangasí interpretó música tradicional con flautas y tambores.
Habitantes de Conocoto mostraron las frutas que producen e improvisaron versos a los asistentes.
Guangopolo recordó canciones de la fallecida Paulina Tamayo y también hubo un carro alegórico con músicos.
Bailarines de El Quinche se arremolinaron y zapatearon alrededor del Juyayay, en tanto que las mujeres de Tababela representaron el arte del hilado.
Estudiantes de la Unidad Educativa Consejo Provincial desfilaron con el Chullita Quiteño y con chicas vestidas con trajes blancos con adornos dorados en las cabezas a modo de luces.
Coplas cayambeñas interpretadas por habitantes de Puembo cerraron el desfile.
Como complemento hay una feria de emprendedores, cultura y gastronomía que se extenderá hasta este domingo. Según Andrei Iza, presidente del Consejo Nacional de Gobiernos Parroquiales Rurales de Pichincha, fue la primera vez que hubo un desfile parroquial con el objetivo de acercar la ruralidad a lo urbano y recordar que hay maravillosos lugares turísticos e identidad, historia y tradiciones. Se prepararon durante ocho meses. Agregó que la ruralidad representa casi el 86 % del territorio del Distrito Metropolitano.
Además, la feria es un acercamiento para aquellos que no han podido conocer las parroquias rurales. (I)

























