Vestidas de gala, con hermosos vestidos largos, la corte de honor de la Fundación Reina de Quito visitó las instalaciones de El Universo en la capital.
Posaron para algunas fotos y se dirigieron hasta el salón principal, donde el objetivo era conocer su vida más allá de una corona y una banda como galardón.
En medio de la Virreina y la Señorita Confraternidad estaba María Emilia Sánchez Cevallos, una cálida joven de ojos verdes que, con 25 años en sus haberes, se inscribió y conquistó la corona de Reina de Quito el pasado jueves 27 de noviembre en el Teatro Bolívar.
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La corona, envuelta en plata con diamantinas verdes, rojas y blancas, estaba inspirada en la iglesia La Basílica del Voto Nacional, uno de los lugares más emblemáticos de la capital.
En María le daba un plus: adornaba sus cabellos cenizos que en ondas caían hasta la banda que rezaba “Reina de San Francisco de Quito”.
Luego de unas tomas con su celular, María se ubicó el micrófono para responder a las preguntas.
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¿Cómo ves a Quito hoy?
—A Quito, como cualquier otra ciudad, lo veo con muchas problemáticas; dentro de esas, la desnutrición crónica infantil, en lo que precisamente se enfoca mi proyecto. Hoy veo un Quito más unido en estas fiestas, porque siempre es algo que nos une, es como un orgullo quiteño.
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Al resaltar sus objetivos como reina de la capital, no dejó pasar la explicación de su proyecto y cómo este será visible en la sociedad.
¿Nos podrías contar un poco más de tu proyecto? La salud mental es algo que se debe topar; sin embargo, sigue siendo un tabú.
—Interesante palabra la que utilizas, tabú, porque es parte de mi proyecto: romper los esquemas sociales que rodean la salud mental, y lo estoy trabajando mediante dos aristas.
La primera es una campaña de sensibilización sobre la salud mental, invitar a la sociedad para que se integre, sobre todo a los jóvenes.
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Por otro lado, quiero acercar herramientas a la sociedad para que la comunidad se entere de esta problemática con el libro que yo escribí, “Mente Libre”, y se entregará en barrios donde hemos visto gente en situación de vulnerabilidad.
El tomo tiene 30 páginas, es autodidacta y fácil de entender, explicó María Emilia. Este contenido lo repartirán por comunidades para reforzar el concepto de desnutrición crónica infantil y llegar a 1.000 niños con insumos y charlas.
¿Cómo ves a la Fundación Reina de Quito? ¿Cuál es la perspectiva que tenías antes y ahora, siendo el rostro de la fundación? ¿Cómo crees que se puede potencializar el nombre?
—Siempre estuve participando en las actividades de la Fundación Reina de Quito desde que era muy pequeña. Participé en “Contrastes”, que era un desfile de modas muy reconocido para recaudar fondos del centro “Aprendiendo a Vivir”. Siempre quise participar porque veía la ayuda que realizaban las ex reinas y participaba en esos temas.
—Una manera de potenciar esto es cambiar la mentalidad de que es un certamen de belleza. Si bien se presentan quiteñas muy guapas, porque eso nos define, va muchísimo más allá. Creo que la corona más importante es la del servicio.
María Emilia no supo describir lo que sintió la noche en que fue galardonada con el título. Solamente añadió que fue como cumplir el sueño de pequeña y asimilar, de un momento a otro, que ya no es candidata, sino que es reina.
Entre risas, contó que el primer día, luego del evento, salió a una gira de medios y varias reuniones con la banda de candidata, cuando tenía que utilizar la de reina, pero la costumbre se lo impidió.
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Al segundo día, ella consiguió utilizar la banda correcta, esa banda que usará como arma para crear una sociedad nueva en Quito.
¿Cómo crear una nueva sociedad en la ciudad y por qué utilizar a los niños en este plan?
—Me enfoco en la niñez, porque es la manera de crear y construir una generación nueva.
Una generación que a mí me gusta llamar “Niños con mentes libres”. ¿Qué es? Es un niño que aprenderá a fortalecer sus opiniones, sus emociones y sentimientos; darles ese empoderamiento necesario para que lleguen lejos.
Desde su profesión como psicóloga clínica, María Emilia se describió como una estudiante con tradiciones a la antigua. No utiliza la tecnología para tomar apuntes, sino que todo lo hace en un cuaderno.
De ese modo consiguió reunir información certera para escribir su libro. Actualmente cursa dos maestrías: una en psicología clínica y otra en neuropsicología.
El conocimiento lo va a traspolar hacia el proyecto que comandará desde el reinado, y para ello explicó la importancia de articular fuerzas con el Municipio de Quito.
Su vínculo con el alcalde y su pasión por el fútbol
¿Cómo se maneja la relación con el alcalde Pabel Muñoz, sabiendo que existen ciertas pugnas entre el Gobierno y la municipalidad?
—Tuvimos el primer acercamiento con el alcalde Pabel Muñoz.
Estuvimos en la inauguración del Mundial de 40, al que nos invitó. Hice el juramento y tengo el total apoyo de la Alcaldía para atender las necesidades que tiene la Fundación Reina de Quito.
—Bailamos con el alcalde, ganamos el Mundial de 40 con él también. Entonces pasamos momentos muy chéveres.
La entrevista siguió su curso y la reina no dudó en contar un poco más de ella. Sus hobbies, pasiones y su fanatismo se lo debe al fútbol, recordando partidos en los que jugaba de titular.
Cuéntanos un poco de tus hobbies, qué haces en tus tiempos libres y dónde creciste.
—Bueno, mi hobbie más grande es el fútbol. Juego en Lumbisí.
Soy arquera desde los seis años; luego jugué de delantera y ahora de extremo izquierdo.
Juego en barriales, y recién quedamos campeonas en la Liga de Santa Inés. Sigo muy de cerca a equipos como el Real Madrid. Soy aficionada de Marco Asensio, que fue exjugador del cuadro merengue y ahora juega en Estambul.
Ella profesó su amor a Liga de Quito, equipo del cual es hincha desde muy pequeña, y recordó con emoción los partidos que veía con su familia.
María Emilia fue invitada a la semifinal de la Copa Ecuador, desarrollada el miércoles 3 de diciembre, entre el cuadro azucena y el Club Sport Emelec.
Finalmente, María Emilia envió un mensaje a todos los quiteños en los 491 años de fundación de la capital:
“A la juventud quiteña y, sobre todo, a los niños, les quiero decir que no están solos, que sus emociones cuentan, que ellos valen muchísimo.
Todos los sueños los podrán lograr, siempre y cuando trabajen duro y trabajen con amor. Quiero invitarles a que me conozcan y conozcan mi proyecto para Quito”. (I)
