Este lunes, 1 de diciembre, la Arquidiócesis de Quito se unió a las voces de rechazo por el uso dado a la antigua Capilla del Hospital San Juan de Dios, ahora Museo de la Ciudad, para la presentación de la obra Aristócrata: crónicas de una marica incómoda.

La obra teatral, que combina ‘performance y posporno’, se realizó en esa capilla, que forma parte del antiguo Hospital San Juan de Dios, actualmente museo y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

Ante la realización de la obra en ese escenario, en redes sociales hubo críticas al Municipio, administrador del sitio, por autorizar el desarrollo de la obra.

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En una carta, el arzobispo de Quito y primado del Ecuador, Alfredo Espinoza, expuso que el Museo de la Ciudad y su capilla, administrados por el Municipio capitalino, son testigos silenciosos de la manifestación de la caridad con los enfermos y sufrientes, expresión de la fe católica de ayer y hoy en la urbe.

Ante ello, recordó que este espacio según la costumbre y el imaginario colectivo tiene una marcada huella indeleble de identidad católica, en la mente y el corazón de los quiteños.

“Más aún si en dicha Capilla se conservan, por riqueza patrimonial e histórica, imágenes y otros elementos propios de nuestra religiosidad”, detalló.

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La presentación de la obra en la capilla, en la cual ya no se celebran los sagrados misterios, desde 1998, sostuvo, “ofende gravemente la sensibilidad y la tradición histórica de la comunidad católica”.

“Me gustaría pensar que se trata de un acto aislado e imprudente y no de una manifestación clara, expresa y contraria a quienes profesamos la fe católica”, expuso el religioso.

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Además, el arzobispo pidió a las autoridades locales que den un uso adecuado de aquellos espacios en los cuales se profesó o se profesa la fe católica.

“Tenemos el derecho a exigir ser respetados en todo lo concerniente a nuestra identidad, historia y cultura cristiana sin la cual Quito no sería lo que es para el Ecuador y para el mundo: ‘Patrimonio de la Humanidad’.

Sin embargo, consideró que toda expresión artística está llamada a respetar los derechos y deberes, la fe y la costumbres de todos los que profesan la fe católica o de cualquier otro credo religioso.

En un comunicado, el Municipio capitalino sostuvo que “la capilla es un espacio desacralizado; no es una iglesia desde 1998, cuando cambió su uso para convertirse en Museo de la Ciudad y se utiliza exclusivamente para fines culturales”. (I)

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