La marcha empezó cerca de las 15:40 de este lunes, 8 de diciembre, desde una casa comunal situada en Las Malvinas, en el sur de Guayaquil.

Hasta ese punto llegaron, poco a poco, grupos sociales independientes, organizaciones de derechos humanos y familiares de las víctimas.

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Con carteles que decían “Ni perdón ni olvido” y fotografías de Ismael, Josué, Nehemías y Steven, los presentes se formaron y comenzaron la marcha.

Los manifestantes avanzaron primero hacia la casa donde vivían los hermanos Arroyo, luego hasta la de Nehemías y finalizaron en los exteriores de la vivienda de Steven.

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Los chicos de 15, 14 y 11 años también vivían en Las Malvinas y, con la marcha, se buscaba recrear el trayecto que hacían a diario cuando salían a jugar fútbol con sus amigos.

Los familiares de las víctimas también se hicieron presentes.

“Sinceramente, esto no se lo deseo a nadie y quisiera que fuera un sueño. Cuando recién empezamos no teníamos apoyo y nos discriminaban por ser de barrio bajo, pero no es así. Aquí, en Las Malvinas, hay mucha gente con futuro y buena”, manifestó Ronny Medina, padre de Steven.

Mencionó que marchan no únicamente por los cuatro chicos de Las Malvinas, sino también por los más de 30 casos de desaparición forzada que existen en Ecuador.

Johanna Arboleda, madre de Nehemías, expresó que este primer año ha sido duro y devastador, no solo para ella, sino para todos los familiares de los niños.

“Estamos ahí, dando y peleando, porque yo lo que quiero es justicia”, dijo la madre de Nehemías mientras se acomodaba para la caminata.

El apoyo internacional también fue evidente. En el sitio estaban presentes grupos independientes de extranjeros que han seguido el caso y que este lunes se acercaron a marchar para mostrar su solidaridad.

Eduardo Filippini, de Uruguay, fue uno de ellos. “Este tipo de eventos no tienen que volver a suceder en ninguna parte de Ecuador ni de América Latina. Sobre todo, cuando se trata de cuatro niños que fueron torturados y desaparecidos de forma obviamente ilegal. Por eso nos solidarizamos con el sufrimiento de sus allegados”, expresó.

Él ha seguido el caso desde que ocurrió todo; incluso estuvo afuera de la Fiscalía cuando el Gobierno anunció que los cuerpos calcinados hallados en Taura eran de los niños.

Según Billy Navarrete, miembro del Comité de los Derechos Humanos de Guayaquil, este hecho también ha afectado a la comunidad afroecuatoriana.

“Debido a señalamientos por su raza y condición económica”, dijo.

Por ello, durante la marcha, al compás de tambores y marimbas, algunos niños tocaban los instrumentos como una forma de resistencia contra el racismo y la violencia.

“Batucada Popular” era el nombre de la organización social presente, donde no solo aprenden a tocar instrumentos afro, sino también sobre derechos humanos.

La manifestación continuó hasta casi las 17:00.

A esa hora se esperaba llegar al parque La Coviem, donde, con la presencia de otras autoridades del Municipio de Guayaquil, se realizaría un acto simbólico.

Allí se colocaría una placa y el nombre del parque se cambiaría a “Los cuatro de Las Malvinas”, en homenaje a las víctimas. (I)