La noche del viernes 12 de diciembre, el Panecillo se iluminó con el encendido del nacimiento gigante, ante la presencia de un centenar de quiteños, quiteñas y visitantes que acudieron a observar el espectáculo.

Esta tradición, que marca el inicio de la Navidad en la ciudad, se desarrolla desde hace 20 años con el objetivo de fortalecer la identidad quiteña en un punto que fue, históricamente, un fortín militar clave en la independencia y que alberga a la icónica Virgen de Quito, inaugurada en 1975.

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Pasadas las 18:30 del viernes, varias unidades educativas tradicionales fueron parte de la fiesta que se inició en penumbras, pero el sonido de tambores y liras dio paso a que las figuras de la Sagrada Familia y los Reyes Magos se encendieran para la algarabía de los turistas.

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María, José y la cuna del Niño Jesús son el atractivo principal, mientras que en los extremos sobresalen las figuras de Melchor, Gaspar y Baltazar, conocidos como los Reyes Magos.

Un burro y un buey fueron los animales escogidos para acompañar y resguardar la cuna del Niño Jesús. Cada estructura posee una altura de entre 29 y 31 metros; solo la de José mide alrededor de 38 metros.

El nacimiento se compone de 10.000 bombillos multicolor que adornan los atractivos, que están cobijados por 5.400 metros lineales de luces que se extienden por las piezas y figuras. Estas estructuras resultan visibles desde la Plaza Grande y la plaza San Francisco.

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El pesebre gigante del Panecillo estará habilitado para el acceso al público hasta el 6 de enero.

La entrada es libre y autoridades del Municipio de Quito han recomendado acudir con tiempo para evitar contratiempos vehiculares y emergencias. (I)