‘Las matas quedan pequeñas y la producción se afecta’: los estragos de la sequía en Los Ríos

Quevedo, LOS RÍOS En varias zonas rurales del cantón Mocache donde hace pocos meses había cultivos de ciclo corto o plantaciones de banano ahora se observan grandes extensiones de tierras secas y quemadas. Los agricultores están adaptando sus parcelas para sembrar cacao.La agricultura juega un papel crucial en la economía de la provincia de Los Ríos; sin embargo, la falta de lluvias y, por ende, la sequía están afectando su producción.“Por necesidad o por alguna otra razón, muchos agricultores están derribando sus cultivos de ciclo corto y quemando sus tierras para empezar a sembrar cacao”, señaló Germán Jácome, miembro del Centro Agrícola de Quevedo.Estas prácticas, para Jácome, quien además de ser agricultor es ambientalista, defensor de la biodiversidad y docente universitario, impulsan la problemática de la sequía que está afectando la zona agrícola de Los Ríos.La sequía perjudica directamente el desarrollo de los cultivos agrícolas, dijo Jácome; eso hace que las plantas no obtengan los nutrientes necesarios para su crecimiento y, como consecuencia, disminuye su calidad y rendimiento.Para Jácome, la sequía se debe a un proceso agresivo de deforestación. “Si no hay árboles, la lluvia estará ausente”, señaló asegurando que, pese a que los agricultores conocen esta realidad, ellos, motivados por el alto precio del cacao, han optado por sembrar la “pepa de oro” dejando atrás los cultivos de naranja, mandarina, zapote, mangos y otras frutas tropicales de la zona.“Entre Palenque y Mocache había remanentes de bosques nativos, áreas con huertas tradicionales; sin embargo, el elevado precio del cacao ha hecho que esas pocas reservas de área sean taladas y quemadas para ampliar la frontera del cacao y aprovechar el precio de cacao (…). Esto está afectado a la naturaleza y al ciclo hidrológico del agua”, precisó Jácome.Los agricultores señalan que, por la sequía, los cultivos más perjudicados son el arroz, el maíz y otros productos agrícolas, como el cacao y plátanos, debido a la poca humedad y sistemas de riego.La falta de producción está afectando también el sustento de las comunidades rurales que dependen directamente de la agricultura.En una zona de la parroquia Patricia Pilar, donde se cultivan papayas, los agricultores cuentan que tienen pérdidas debido a que la fruta se “pasma”, algunas se caen de la mata prematuramente y, para evitar inconvenientes, se han visto en la necesidad de regar mata por mata con el agua que consiguen de pozos o en el río.Calixto Olivo, un agricultor de la zona de Patricia Pilar que tiene sembradas varias hectáreas de plátano y yuca, muestra su preocupación debido a que las matas se están quedando pequeñas y por la falta de agua no pueden desarrollarse con normalidad, haciendo difícil que una vez cosechadas se puedan comercializar.En Los Ríos, los cantones más afectados por la sequía son Mocache, Vinces, Palenque y Baba, debido a que son zonas ganaderas.La falta de agua en algunos casos ha llevado no solo a la pérdida total de las cosechas, sino a que el sector ganadero se vea en serios problemas debido a que hay carencia de pasto, baja el caudal de los ríos y los esteros donde se orillan las reses permanecen secos.La situación es además crítica en las zonas ganaderas, donde muchos agricultores y dueños de haciendas han optado por construir albarradas para almacenar agua; no obstante, por las altas temperaturas climáticas, tienden a secarse fácilmente.Los ganaderos de la zona de Vinces y Palenque señalan que de nada sirve llevar el ganado al río, porque ahora el caudal ha disminuido a tal punto que lo puede cruzar sin dificultad.“No hay sistemas silvopastoriles que permitan que el ganado tenga una cantidad de sombra en el ecosistema pastizal. Las reses viven en plena luz solar; esto hace que los animales se estresan demasiado”, señalan los agricultores.Para mitigar la sequía, la Prefectura de Los Ríos realiza la limpieza y desazolve del río Chilintomo en el sector de Los Álamos, perteneciente a la parroquia Febres-Cordero, en el cantón Babahoyo, esto para mejorar su cauce y dotar de suficiente agua a los sembríos que se encuentran en la zona.“Se hace un doble beneficio, tanto en invierno para que el agua fluya con normalidad y en verano, permitiendo que la comunidad cuente con abundante líquido vital para sus cultivos”, señalaron desde la Prefectura, precisando que trabajos similares se han realizado en la parroquia La Unión, Pimocha y Vinces.“Se nos acaba el agua en nuestras casas y bombeamos el pozo; lo mismo necesita la cuenca hídrica: necesita recarga el agua que almacena bajo tierra (…). El río Quevedo en estos momentos su caudal no pasa de seis a ocho metros cúbicos por segundo, cuando en invierno el caudal pasa los 300 metros cúbicos por segundo. Esta situación debería sensibilizarnos, pero veo que los Gobiernos construyen solo obras de cemento. Hay una total despreocupación por la vida”, refiere Néstor Guanotuñal, técnico ambiental.Guanotuña considera que la situación climática nos debe obligar a implementar políticas de largo plazo para mejorar la cuenca de los ríos y, en un futuro no muy lejano, no asumir serias consecuencias que estarían poniendo en riesgo la vida y subsistencia humana y de las especies.“Se hace un llamado a las autoridades para que no gobiernen solitos. Tienen que gobernar con la comunidad, sectores productivos, con diferentes regiones y provincias que viven su realidad y pueden contribuir para que este sistema funcione. La vida es una red donde estamos conectados unos con otros y necesitamos asegurarnos construyendo de esa misma forma con participación”, concluyó el técnico.El humedal Abras de Mantequilla, una de las reservas naturales más importante de Los Ríos, también se ve afectado por la sequía.Los ambientalistas señalan que el aumento de la agricultura, la deforestación y urbanización son una amenaza constante para el humedal Abras de Mantequilla.“La extracción de agua para uso doméstico también afecta al humedal, donde se pueden avistar aves y especies acuáticas que están poco a poco mermando su existencia”, dijo Guanotuña.“Estamos acabando con la autonomía alimentaria de las especie de fauna nativa ¿Qué van a comer los pájaros? Ese es un tema que no está en discusión para las autoridades e incluso para la comunidad. Lo que está en discusión es la conservación para el capital (…); se olvidan de la conservación de los recursos naturales, de la biodiversidad, flora y fauna”, indicó Jácome, precisando que la sequía que estamos viviendo obedece estrictamente a un proceso extremadamente agresivo de deforestación.“Para mitigar los efectos del cambio climático se requiere la voluntad de generar más áreas con cultivos biodiversos, con bosques nativos, y eso no está pasando”, dijo.Los analistas ambientales creen que el sector agrario no solo está siendo afectado por la falta de lluvia y sequías. Aseguran que les está impactando negativamente el tema de razonamiento de la luz, porque interrumpe los ciclos productivos; a esto se suma la eliminación del subsidio a los combustibles, lo que implica elevar los costos de producción, señalan.“Estamos viviendo un terremoto agrario, porque los calores que se presentan están estresando a la tierra. Hay un estrés hídrico en las plantas (…). Hay una guerra por el agua en este momento, y a la clase política no parece importarle”, refirió Jácome.“A más de la falta de lluvia, hay la pérdida de polinizadores, como mariposas, abejas, por el tema de la deforestación. Por cada semilla que se pierde, se pierde la biodiversidad y eso afecta a los polinizadores”, indicó.Para Jácome, el 80 % del alimento del mundo depende de los polinizadores. “Si nosotros seguimos indiscriminadamente talando y fumigando, tendemos a perder más polinizadores y, al perder más polinizadores, vamos a disminuir el tema de fecundación de los frutos. Sumado al déficit de agua y el calor, se va complejizando la sobrevivencia humana”, concluyó. (I)

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