Este lunes, a la 01:40, el grito desesperado de una persona despertó a los vecinos del barrio Fátima en Portoviejo, la capital manabita.

A esa hora estaba lloviendo. Un deslave cayó en la parte trasera de una vivienda, justo del lado de la habitación, y sepultó a toda una familia. En una cama descansaban William Vinces, de 35 años, y su esposa, Katiusca Marcillo. En una litera estaban su hija Laia (4 años) y Zoe (6 meses). Todos fallecieron.

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A un costado, en una habitación, se encontraba el hermano de William, quien fue la persona que a esa hora salió a la calle a pedir ayuda a los vecinos.

Inmediatamente, la gente salió de sus casas y, al romper la puerta del cuarto, se encontraron con que estaba lleno de tierra. La desesperación se apoderó de todos y con baldes y palas empezaron a sacar el lodo para encontrar los cuerpos.

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Diana Plaza fue una de las primeras en llegar. Cuenta que enseguida llamaron al 911 y los primeros en arribar fueron los agentes de la Policía, minutos después los Bomberos.

Los moradores con las manos, sus baldes y todo lo que podían retiraban la tierra; luego de una media hora empezaron a divisar los cuerpos. Primero encontraron a William, luego a Katiusca, y a Laia y después, casi a las 04:00, hallaron a Zoe, la bebé de 6 meses.

En la madrugada los bomberos trabajaron junto a los moradores para retirar los cuerpos. Cortesía

“Es una desgracia lo que ha pasado. A los tres primeros los sacaron rápido. Primero el señor, la señora y la niña de 4 años. La niña de 6 meses demoró porque estaba durmiendo debajo de una litera”, expresó.

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La mañana de este lunes, ya con la luz del día, la tristeza era general. En el barrio Fátima, ubicado en la parte alta de una colina, la gente estaba asomada en sus calles serpenteadas, con los rostros desencajados, golpeados por la tragedia.

No es la primera vez que en el sector sucede algo como esto. Hace trece años, según los vecinos, ocurrió un deslizamiento de tierra que no dejó víctimas. Mientras que en el 2023 la administración municipal declaró la zona en alerta naranja, ya que hay áreas propensas a deslizamiento en masa.

En la casa donde vivía la familia aún seguían retirando tierra y los enseres. René Briones cuenta que los ahora “finaditos” llegaron hace dos años a alquilar la casa. William trabajaba en el mercado vendiendo legumbres y ya era conocido por los vecinos del barrio.

Aurora Zambrano recuerda haberlo visto pasar el domingo a las seis de la tarde subiendo la calle empinada rumbo a su casa. Después, a las 11 de la noche, empezaría la lluvia fuerte y después la desgracia que ha enlutado a todo el barrio.

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Roberto Briones, director de Gestión de Riesgos del Municipio de Portoviejo, manifestó que están realizando una evaluación de toda la zona para determinar el número de familias que estarían en riesgo y que deben ser evacuadas. (I)