Eran las 10:00 del sábado 4 de septiembre. Con entusiasmo Marcela llevó a su hijo Francisco, de 7 años, a ver la película de los Paw Patrol a una sala de cine, en el norte.

Salió de su casa en Sauces 4 con apuro, miraba el reloj, quería llegar pronto para alcanzar los mejores asientos. Sin embargo, la prisa fue innecesaria y la ansiedad también estuvo de más, pues cuando ingresó presurosa a la sala solo halló a dos espectadores que esperaban el inicio del filme.

La situación de las salas de cine no es aislada. Como otros negocios del entretenimiento dependen 100 % de la presencia de sus clientes y aunque hay optimismo, la recuperación que otros sectores presentan, como el del comercio, no va al mismo ritmo en estos establecimientos, que actualmente solo se les permite funcionar con el 50 % de aforo.

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Un equipo de este Diario consultó a varias cadenas de salas de cine sobre el progreso en su segmento. Ninguna accedió a brindar abiertamente información al respecto, sin embargo, un ejecutivo de una de las cadenas, quien prefirió no ser identificado, reconoció que la recuperación es muy lenta.

“Lamentablemente hay un trabajo en conjunto con los distribuidores de las películas que han postergado varios títulos principales que estaban programados para lanzamientos importantes, los han aplazado para otras fechas. Eso ha mermado en cierta manera la incidencia del ingreso de los clientes”, sostuvo el directivo, quien lamentó que el control del aforo también le resta dinámica a las estrategias que quisieran aplicar con sus clientes.

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Pese a la situación, señaló que existe mucha expectativa de continuar con una recuperación progresiva impulsada por la segunda dosis de la vacuna.

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Este entusiasmo es respaldado por indicadores económicos. Hasta agosto hubo un crecimiento del producto interno bruto (PIB) del 3,02 %, el 0,7% mayor al que se preveía en mayo pasado (2,5 %), producto de una “reactivación económica” apalancada en el crecimiento de las importaciones por la reducción de las tasas arancelarias.

Esto, según indicó Guillermo Avellán, presidente del Banco Central, ante la Comisión de Régimen Económico de la Asamblea Nacional, en donde también resaltó que el plan de vacunación 9/100 generó un aumento en el consumo interno.

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Es decir, los ciudadanos empezaron a gastar en restaurantes, entretenimiento, cine, etc.

Andrea Paladines, gerenta propietaria de Play & Jump, una empresa que se dedica al alquiler de inflables y organizar eventos infantiles, reconoció que aunque la actividad no se ha recuperado al 100 %, debido a que las personas aún temen por la aglomeración, el plan de vacunación ha ayudado mucho a la confianza y la reactivación.

Paladines sufrió el impacto de la pandemia con la reducción del 80 % de sus ingresos y aseguró que apenas desde junio pasado se vio una mejora en el alquiler de inflables. “Ahora recién estamos cotizando proformas de eventos navideños a empresas”, sostuvo la empresaria, quien espera al menos alcanzar el 50 % de recuperación, impulsada por la vacunación.

Otro negocio de esa rama es Círculo Mágico, que hace 17 años se dedica a los eventos infantiles. Su fundadora, María José Coka, indicó que la actividad se ha reactivado bastante bien, aunque aún no llega a los niveles prepandemia, cuando en promedio realizaban entre 50 y 60 eventos por mes; ahora hacen de 40 a 45.

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“Creo que es un año de recuperación, quedamos con muchos desfases económicos del año pasado y estamos pagando costos fijos recién ahorita que se está reactivando la cosa, en el 2022 podremos ver un mejor ingreso”, sostuvo la empresaria, quien tras el impacto de la pandemia que le significó una reducción del 60 % de sus ingresos, ahora ha logrado volver a contratar a los 45 colaboradores con los que eventualmente trabaja.

El negocio de las fiestas infantiles ha tenido una buena recuperación en los últimos meses. Foto: Cortesía Círculo Mágico

Las canchas deportivas son otro nicho que recién palpa una recuperación en los últimos meses con la flexibilidad de las restricciones, también apalancados en la vacunación.

Omar Larreátegui, dueño de una cancha ubicada en la avenida Francisco de Orellana, señaló que el impacto por estar varios meses cerrados le afectó en sus ingresos.

“Ha sido bien fuerte, muchas personas estuvieron con miedo al contagio y se abstenían de venir a jugar”, recordó el empresario, quien tuvo que subsistir promocionando su negocio “de boca en boca”. Ahora, casi sin restricciones, aplica promociones para atraer nuevamente a quienes alquilaban su cancha.

Sin embargo, no todos vuelven a estos negocios, como en el caso de Rolando Mera, un comunicador social con licenciatura en Cultura Física, que hasta antes de la pandemia alquilaba una cancha para desarrollar sus tres proyectos deportivos.

Recordó que con las canchas cerradas y para poder sobrevivir tuvo que invertir sus pocos ahorros para emprender en un negocio de comida, aunque luego optó por cambiarse de ciudad e irse a El Triunfo, donde se podía trabajar y buscar canchas para retomar su actividad, porque el semáforo estaba en verde, mientras que en Guayaquil estaba en amarillo.

“Antes de la pandemia tenía grupos, tenía empresas que me contrataban para darles deporte, económicamente estaba bien; pero me radiqué definitivamente en El Triunfo, hasta cuándo no lo sé, no quiero quedar mal con la gente que ha confiado en nosotros acá”, sostuvo Mera.

En tanto, las discotecas son los únicos negocios que hasta el momento permanecen cerrados.

Ernesto Vásquez, presidente de los centros nocturnos del Guayas, aseguró que de los 500 establecimientos que funcionaban antes de la pandemia solo queda la mitad, 250; y la mayoría ha optado por cambiar su giro de negocios y convertirse en restobares para poder subsistir.

Los que cerraron, comentó Vásquez, fue a causa de las deudas de los alquileres de los locales, pues había atrasos de un año de hasta $ 15.000 y $ 20.000.

“Los locales son caros, siempre valen entre $ 1.000 y $ 2.000 el arriendo, sumamente caro, impagable sin trabajar, entonces los dueños se adueñaron de los negocios por la deuda”, lamentó el dirigente

Urdesa fue una de las zonas donde los negocios cambiaron su razón social para poder atender como restobares y bares. Eduardo Ruiz, dueño de Cantobar y El Manantial y vicepresidente de la Asociación de Centros Nocturnos de la zona, indicó que en este tipo de negocios todo fue muy restrictivo.

“Los negocios cerraron y volvieron a abrir, abrieron muchos, está de moda ahora lo que es cervecería artesanal, (las discotecas) quedaron de lado, hoy por hoy discoteca no tenemos, tenemos todo lo que son restobares y bares, donde aplica mucho la tendencia a nivel mundial que es bebida con comida”, manifestó Ruiz, quien sostuvo que después de las elecciones y con la vacunación han tenido una reactivación de entre el 50 % y 60 %.

Mientras, para volver a funcionar como discotecas, Vásquez tuvo buenas noticias el viernes pasado luego de mantener una reunión con Xavier Narváez, director de Justicia y Vigilancia municipal, y Alan Hacay, director de Riesgos y miembro del Comité de Operaciones de Emergencia (COE).

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Se llegó a un acuerdo para poder reactivar esta actividad con regulaciones. Para esto, los dueños de los locales deben presentar el permiso del Cuerpo de Bomberos y la tasa de habilitación y un plan de medidas de bioseguridad, en los que las autoridades sugirieron que se incluya el carné de vacunación.

Además, en un principio Narváez dijo que se iba a autorizar la reapertura de las discotecas con el 30 % del aforo, pero a pedido de los dueños de los centros nocturnos llegaron al acuerdo de que en los locales pequeños se permita el aforo del 50 % y en los más grandes el 30 % de su capacidad.

“Como requisito, cuando ya se abra, se tiene que presentar el carné de vacunación de clientes, si no van a ser clausurados”, sostuvo Vásquez, quien indicó que la medida ya está vigente desde el 24 de septiembre pasado y que los dueños de discotecas pueden empezar el trámite para reactivarse. (I)