Una ‘colada continua’ de acero líquido, al rojo vivo, que sale desde un horno cuchara a 1.500 °C, se vierte hacia moldes en los cuales se forman unas palanquillas o lingotes del mismo material. El sitio despide un calor fortísimo del cual se resguadan los trabajadores con trajes, cascos y protectores faciales especiales. La temperatura y los colores rojizos encendidos dan la idea de estar en el infierno. Se trata del corazón de la acería de Novacero, ubicada en la planta de Lasso, Cotopaxi. Ese material incandescente luego se convertirá en varillas de construcción, ángulos, platinas, mallas electrosoldadas, láminas de zinc, duratecho, alambrón, entre otros.